Denuncian la destrucción de zonas de anidación del vencejo

Emilio Fernández
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La Plataforma para la Protección de los Espacios Protegidos de Almansa y de su Comarca critica la «desidia» a la hora de aplicar las leyes que lo protegen

Fotografía de archivo de una bandada de vencejos. - Foto: L.L.A.

La presencia -o no- de aves en los entornos urbanos se considera un síntoma de la salud ambiental de las ciudades ya que guarda relación con la existencia de ciertas especies de insectos o de la calidad de las aguas, según los biólogos y las organizaciones ecologistas. 

Uno de los aspectos cruciales para que haya poblaciones de aves es la disponibilidad de espacios para anidar, algo que no suponía ningún problema con las construcciones tradicionales, que ofrecían numerosos emplazamientos viables  a especies como el vencejo.

Esta especie protegida elegía Almansa para hacer escala en sus rutas migratorias desde y hacia África, pero en los últimos tiempos los lugares idóneos para anidar se han vuelto cada vez más escasos, según Alfredo Martínez, integrante de la  Plataforma para la Protección de los Espacios Protegidos de Almansa y su Comarca.

«Los vencejos y sus nidos están protegidos», como también sucede con otras especies como las golondrinas «pero nos hemos visto forzados a acudir a la Fiscalía de Albacete para denunciar la desidia que, a nuestro juicio, hay en torno a su conservación porque las normas legales están claras, pero creemos que en Almansa no se aplican».

La gota que colmó el vaso, explica Martínez, fue el derribo de varios inmuebles como parte del Plan  Especial de Conservación del Casco Histórico en las calles Federico García Lorca y Rosario. Un plan al que la Plataforma no se opone, pero sí a su ejecución sin tener en cuenta la protección de las aves que anidaban en los edificios ahora derribados.

«Lo cierto es que esta actitud negligente viene de lejos», afirma, «porque, por ejemplo, las reglamentaciones protegen los nidos de abril a septiembre, pero no se tiene en cuenta que con el cambio climático los animales llegan en marzo; no se hacen seguimientos de las poblaciones, los edificios nuevos no contemplan ningún elemento  para que aniden las aves y así, poco a poco,  hemos expulsado a estas aves mientras las administraciones miran a otro lado».