Como casi siempre pasa en Albacete, las primeras alarmas llegaron del campo. Antes de la pandemia, los empresarios agrícolas ya se quejaban de que no encontraban suficientes trabajadores para cubrir las grandes campañas que comienzan en mayo con el ajo y terminan en diciembre con el olivar.

La vendimia de este mismo año ya fue un grito de socorro, más que una advertencia. No había forma de encontrar trabajadores, ni dentro ni fuera de España, y la única solución fue pisar el acelerador de la mecanización, de forma que este fue el primer año que el 80% de la uva se recogió con máquinas.

Pero como casi siempre pasa en Albacete, las advertencias que llegaban desde hace dos-tres años desde el sector primario cayeron en saco roto mientras el problema se extendía, poco a poco, a los perfiles más cualificados del sector agropecuario, y también a muchas otras profesiones que poco o nada tienen que ver con el mundo rural.

Las profesiones con problemas de relevo generacional están en todas las ramas de la economía. Hay ingenieros, enfermeros, médicos, transportistas, hosteleros o trabajadores de las tres ramas de las administraciones públicas. En algunos casos, no se encuentran ciertos perfiles; en otros, la carencia es general.

El problema tiene dos 'patas'. Por una parte, los 'baby boomers', la generación más numerosa de la historia de España, empiezan a retirarse; por la otra, sus hijos e incluso sus nietos empiezan a entrar en el mundo laboral y ahora es cuando el desplome de la natalidad en Albacete enseña los dientes.

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