Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Malos tiempos para Sánchez

19/08/2021

En pocas ocasiones los efectos benéficos de una crisis de Gobierno se habían diluido de manera tan rápida, y no porque los problemas hayan afectado a la gestión de los nuevos ministros sino porque los veteranos no han podido o no han sabido abordar aquellos asuntos de su departamento que han estallado en el mes de agosto y han demostrado que tampoco ha funcionado el sistema de resolución de conflictos entre socialistas y podemitas sin exacerbar las tensiones internas. Todo ello entre el clamoroso silencio del jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, cuando la luz no para de subir, la repatriación de menores no acompañados desde Ceuta a Marruecos ha sido un fiasco, la toma de Kabul por los talibanes bien hubiera merecido alguna declaración pública por su parte y, por último, no se ha cumplido su promesa de que hoy se habría alcanzado el 70% de la población vacunada.

La subida desorbitada del precio de la luz ha desencadenado un nuevo enfrentamiento entre distintas áreas del Gobierno, en este caso también entre ministros socialistas. Desde Unidas Podemos se han pedido medidas urgentes para frenar la escalada y la creación de una empresa pública de electricidad con el mismo objetivo a largo plazo. La petición no es descabellada si se tiene en cuenta que empresas públicas de electricidad de siete países controlan totalmente o tienen importantes participaciones en diez compañías eléctricas nacionales. Algo debiera decir Sánchez al respecto, sin olvidar lo que exigía cuando estaba en la oposición.

La repatriación de los menores no acompañados que permanecen en Ceuta, después de la jugada de Marruecos, no se ha podido desarrollar de peor manera, hasta hacer precisa la intervención de la justicia por la presunta vulneración de sus derechos. Si finalmente el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ve avalado el procedimiento que ha utilizado, podría haber evitado un nuevo foco de tensión de haber actuado con mayor transparencia. Si el ministro sufre un revolcón judicial, o presenta la dimisión o Pedro Sánchez debe cesarle de forma inmediata.

No hay duda de que los ministerios de Exteriores, Defensa e Interior han actuado con la máxima diligencia para sacar cuanto antes a los diplomáticos y agentes policiales españoles y a los colaboradores afganos tras la caída de Kabul en manos de los talibanes. Que tres días después Sánchez no haya tenido una comparecencia pública, después del esfuerzo desarrollado por España en aquel país, incluido un centenar de muertos, que no haya fijado la posición española ante el triunfo talibán y que otros países europeos no hayan contado con España para misiones conjuntas, no hace sino alimentar la sensación de la escasa importancia de nuestro país en el concierto internacional, pese a la oferta de acoger a los colaboradores afganos de la Unión Europea.

Tampoco el verano se ha aliado con el presidente del Gobierno, y la recuperación económica y la buena marcha de la vacunación hasta agosto se han convertido en el principal escollo para alcanzar el 70% de españoles con la dos dosis inoculadas, muchos de los cuales han preferido salir de su ciudad y vacunarse a la vuelta, pese a las facilidades que ofrecen las comunidades autónomas.

Un verano aciago para Pedro Sánchez que ha puesto en cuestión sus reflejos políticos y su capacidad de liderazgo.