Tras dos años muy complejos y complicados, con cierres temporales muy prolongados y medidas muy restrictivas, la hostelería se enfrenta hoy a un nuevo problema: el déficit de personal. Los empresarios del sector empiezan a desesperarse ante la falta de trabajadores que puedan cubrir las necesidades propias de la temporada de verano y de la Feria septembrina. Personal que con los vaivenes de la pandemia buscaron mayor estabilidad laboral y se fugaron a otros sectores como la construcción o el comercio.
Desde la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería y Turismo (Apeht) se calcula que la provincia tiene un déficit de un 15% de cocineros y camareros, alrededor de 600 puestos de trabajo que se deberían cubrir, para los que muy pocos aspirantes están interesados, a pesar de que, según sostiene la patronal, «se está pagando bien», especialmente si se trata de profesionales formados.
«No hay camareros», corrobora la gerente de la Apeht, Begoña Garijo, que asegura que tanto cocineros como camareros capacitados «están muy cotizados» en la restauración, por lo que «es muy difícil» contratar a personal cualificado y profesional que tenga titulación o una buena capacitación profesional en el sector. «Puedes encontrar a trabajadores con experiencia, pero si buscas a cocineros y camareros profesionales no encuentras», especifica Garijo.
Esta carencia de personal para complementar las plantillas de cara a la temporada de verano está afectando tanto a la provincia como a la capital, si bien en el medio rural, al existir menos restaurantes, «los bares y cafeterías se suelen apañar con trabajadores del municipio», debido a que, en general, «no necesitan tanta cualificación». El grave problema lo están sufriendo, según la gerente de la Apeht, los empresarios de los restaurantes de la capital que, al ser más numerosos, necesitan mayor número de empleados para cubrir la demanda de clientes de cara a la temporada estival y, sobre todo, a la Feria de septiembre. Para Begoña Garijo, el problema de la escasez de demandantes de empleo en la hostelería no es exclusivo de este sector, sino de todos aquellos que se nutren de mano de obra profesional, es decir, «en este país lo que falta ahora no son trabajadores con carreras universitarias, sino personal con oficios, que es lo que no hay».
A ello se unen determinadas particularidades que tiene el sector hostelero como la estacionalidad en los contratos y el hecho de tener que trabajar fines de semana, festivos y fiestas, en un momento en el que el resto de la población se divierte y disfruta de su tiempo libre y de ocio. Tampoco hay que olvidar la influencia que ejerce la jornada laboral del sector hostelero, generalmente partida y de no menos de ocho horas. Además, la contratación hostelera se incrementa considerablemente en las islas y zonas costeras del país, lo que sirve de polo de atracción de muchos trabajadores del sector de Albacete que prefieren realizar la temporada en las playas.
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