Gómez Navarro cursó sus estudios de bachillerato en el IES Justo Millán de Hellín y obtuvo el premio fin de carrera de Física en la Universidad de Murcia.

¿En qué consiste el proyecto Past Global Changes publicado en la revista Nature en el que participa?

Es un trabajo de bastante recorrido en el que tuve la suerte involucrarme  en 2015, mientras vivía en Suiza. Se trata de una iniciativa internacional de colaboración entre diversos investigadores del clima con base en Berna. 

Consiste en un estudio de detección de cambio climático,   en el que demostramos que la globalidad del calentamiento no tiene precedentes en los últimos 2.000 años, en los que ha habido hasta cinco grandes periodos anómalos:  tres cálidos y dos muy fríos.

Los cuatro anteriores  no se sucedieron en todas las regiones o continentes de forma simultánea, sólo el actual calentamiento se está produciendo en el 98% del planeta al mismo tiempo.

¿Podemos decir que en esto se ve la mano del hombre?

Las investigaciones durante las últimas décadas han determinado que el ser humano es el principal factor que determina el clima hoy en día. En ese sentido nosotros aportamos un nuevo dato más que se añade al abundante consenso científico, aunque todavía hay disidencias porque es un problema con muchas facetas en las que se mezclan intereses económicos y políticos. 

Cuando se atribuye el calentamiento a actividades humanas, estamos hablando de la producción de energía, que es fundamental para mantener nuestro modo de vida y está motivada por enormes intereses económicos. Así pues, existen importantes incentivos extra-científicos para defender que la variabilidad del clima es un fenómeno natural.

¿Es usted pesimista de cara al futuro?

Sabemos que el clima lleva décadas acumulando energía por una intensificación del efecto invernadero. Podemos usar modelos climáticos para predecir cómo responderá el sistema si seguimos emitiendo gases al ritmo actual. Aunque existen muchas incertidumbres, se ha estimado que el clima en el siglo XXI puede incrementarse hasta 4º C. 

Parece que no es mucho, pero en realidad es una tasa de calentamiento sin precedentes que puede alterar el clima de formas que apenas hemos empezando a comprender. Que lleguemos a ese extremo o no, depende de nosotros. Y más allá de buenas palabras, este asunto no está en la agenda política de ningún país. Nuestro nivel de vida nos gusta demasiado, y dependemos de combustibles fósiles para mantenerlo. Lo cierto es que hasta ahora se han ido cumpliendo las previsiones más pesimistas, así que veremos qué pasa, pero no soy demasiado optimista.