Si en 2020, año de la eclosión de la pandemia del coronavirus y marcado por la incertidumbre y el miedo que generó la crisis sanitaria, el Teléfono de la Esperanza, con medio siglo de existencia y más de tres décadas implantado en Albacete, reforzó su actividad para atender las inquietudes y problemática de muchos ciudadanos y el número de llamadas de personas que necesitaban ayuda a esta asociación creció un 17% respecto a 2019, la tendencia en 2021 cambió, pero ya no tanto porque haya disminuido el número de atenciones telefónicas recogidas en la sede albacetense de este recurso, que descendió respecto a las contabilizadas un año antes un 29%, al contabilizarse 1.728, frente a 2.443 de 2020, sino porque el número de orientadores que se ocupa de este servicio mermó por jubilación de cinco de ellos.

Según informó el presidente del Teléfono de la Esperanza de Albacete, Joaquín Fresneda, este descenso «no es debido a que un menor número de personas de la provincia de Albacete hayan llamado menos en busca de ayuda al Teléfono de la Esperanza, sino que es una cuestión que depende de la cifra de orientadores disponible en cada momento del Servicio». De hecho, esas llamadas no se pierden, sino que son derivadas automáticamente a alguna de las otras 29 sedes que tiene la entidad a nivel nacional, donde el cómputo de llamadas registradas en 2021 fue superior, en un 40%, a las contabilizadas en 2020.

La memoria de actividad de 2020 recogía que en 2020 fueron 2.443 las llamadas realizadas por ciudadanos albacetenses a la sede local del Teléfono de la Esperanza, un 17% más que las 2.097 de 2019. La subida fue mayor a nivel nacional, de casi un 40%, ya que se pasó de 116.155 llamadas de 2019 a 160.646 de 2020.

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