Fernando Fuentes

Fernando Fuentes


El vídeo de Santi

28/06/2022

Si no quieres que te saquen en una mala foto, no te pongas frente al objetivo. Y con los vídeos pasa igual. Si no quieres que te pase lo que, a Santi Millán, cuando haces el amor, hazlo sin darle al play. En un momento de la historia en la que todo queda registrado por muy absurdo o mundano que sea, es muy fácil que cualquiera se pueda ver sorprendido por que una imagen no deseada aparezca donde menos debe. Y eso puede ser en un programa de tele de máxima audiencia o en el móvil de tu cónyuge. Y le pude suceder a un famoso de postín, con cientos de miles de seguidores en IG o a usted o a mí. Huelga decir que la filtración de esa pieza porno, en la que se ve al actor pasándoselo bien junto a otra persona, que no es con la que está casado, es un delito en el que hay tres perjudicados. Dos de forma directa y una tercera, con evidentes daños colaterales. Lo más curioso del asunto es que parece que a nadie le ha preocupado demasiado lo que afecta a su identidad. Seguramente porque, por cosas de la popularidad, el máximo protagonista de la filmación es Millán y, sinceramente, su pareja ocasional en tal escena, presuntamente robada, importa poco quién sea. O no. Solo queda esperar si la susodicha aprovechará que, ya que miles de españoles la han visto como su madre la trajo al mundo, para hacerse un Sálvame o similar. Yo ahí lo dejo. En su momento la expolítica Olvido Hormigos aprovecho un episodio audiovisual similar para intentar hacer carrera en la caja tonta. Todo quedó en gatillazo, pero se embolsó un pastizal contando su calenturienta historia en toda tele que se ofreció a pagarle por ello. Por otro lado, asistimos a las declaraciones de la aún mujer de Millán defendiendo a su marido y confirmando que hay gente, seguramente como ellos, que disfruta practicando sexo fuera de esa intimidad dual que se le presupone al matrimonio. Vamos que aquí no ha pasado nada. Y nosotros que nos alegramos por ella, por el bueno de Santi y por la compañera de orgasmos de este último. Sigo sin entender esa manía moderna de grabarse mientras uno hace cosas que no quiere que trasciendan. La mejor forma de no colaborar con este tipo de tropelías es no darle al botón de rec para inmortalizarse en pleno calentón. También no ver eso tan guarrete, que nos manda el cuñao de turno por guasap. Hagan el amor y no enseñen con quién.