Javier López-Galiacho

Javier López-Galiacho


Juan sin miedo

29/11/2022

El viernes, Albacete y su familia enterraron con honor a uno de esos albacetenses que hicieron ciudad. Juan Martínez, el de los caballos, el de la Volvo, como era conocido por muchos albacetenses, murió tan solo unas horas antes de recoger el premio Quijote del torero, que la plataforma También Somos Cultura le había otorgado por su amor por la tauromaquia. Antes de la entrega del trofeo, y con un nudo en la garganta, en el artístico Casino sonó el pasodoble Juan Martínez, compuesto por Manuel García, excelente músico taurino. Una obra de arte del género, estrenada por el maestro el mismo día de mi pregón taurino y que fue magistralmente interpretado aquel septiembre de 2019 por la Unión Musical, liderada por otro grande como Alberto Nevado. Recuerdo de aquella noche, tan especial en nuestras vidas, cómo a la salida del Teatro Circo, Juan Martínez celebró este regalo cenando en el restaurante Milán con todos sus hijos. Al vernos, nos fundimos en un largo abrazo de recíproca felicidad. Tampoco olvido aquella mañana en la que le llevé a su concesionario del Polígono, una joya de libro sobre la historia del carruaje en España, y él, tan agradecido, me enseñó su precioso salón de antiquísimos carruajes restaurados. Pues fueron el caballo y el toro, las dos grandes aficiones de Juan Martínez. Era un taurino entendido y exigente. Y decía lo que pensaba al mismo lucero del alba. Una tarde en el Casino, en la presentación de la Fundación del Toro de Lidia, denunció en alto, con toda la razón, que mucha culpa del estado de la Fiesta la tienen los empresarios taurinos, porque la obligación de un empresario es trabajar denodadamente para llenar una plaza. Sabía de lo que hablaba, pues fue un rey Midas de lo que emprendía. Un Juan sin miedo como aquel personaje de los Hermanos Grimm. El último San Juan lo llamé para felicitarle y me convocó en su finca de Puñorostro para charlar de toros, de carruajes, de empresas, de Albacete. Una vez más, la muerte se nos adelantó y dejó pendiente esa conversación que ya no llegará. España, llena de subvencionados, necesita con urgencia empresarios de la talla de Juan Martínez, al que su Albacete despide con honores. Este hombre, al actuar como actuó, estuvo a la altura de su ciudad.