El precio de los alimentos frescos subió un 8% en 2021

Ana Martínez
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Hay productos como las naranjas que en diciembre llegaron a los consumidores con una carga del 1.550%

Establecimiento de venta de frutas, verduras y hortalizas. - Foto: O.N.

La Ley de Cadena Alimentaria tardará años en funcionar porque, de momento, nada ni nadie está impidiendo la sorprendente y casi inmoral diferencia porcentual que se registra entre el precio de origen y el de destino -el que finalmente pagan los consumidores- de los productos frescos.

«Toda la responsabilidad es de las grandes cadenas comerciales», sentencia Joaquín Vizcaíno, secretario provincial de COAG en Albacete, una organización agraria que analiza, mes a mes, el Índice de Precios en Origen y Destino de los alimentos (IPOD).

A razón de este observatorio mensual en el que se describen los precios en origen, en destino y la diferencia porcentual entre ambos, la cesta de la compra de los productos frescos subió un ocho por ciento durante 2021. Eso sí, en el destino, no en el origen: «Los precios de venta al público han subido, porque las grandes cadenas de distribución han repercutido el incremento de costes derivado de los salarios de las plantillas, de los alquileres de los locales, de la energía..., pero en ningún momento de esta subida se han beneficiado los productores», aclara Joaquín Vizcaíno.

De los 33 productos analizados cada mes por COAG, solo siete se habían abaratado en su destino a finales de 2021 con respecto al mismo periodo de 2020. Los 24 restantes experimentaron aumentos lineales muy variados, aunque los más elevados los registraron el cordero, que pasó de los 11,7 a los 14 euros el kilo, así como el aceite de oliva virgen extra, que en diciembre de 2020 se comercializaba por 3,85 euros el litro, mientras un año después tenía un valor medio de 4,25 euros de venta al público. «El aceite ha sido el único producto que ha tenido que subir en origen, porque su precio estaba muy bajo y el pasado año pudo recuperarse un poco, porque si no iban a pérdidas», subrayó el secretario provincial de COAG Albacete.

Pero lo más llamativo es la diferencia porcentual que sale entre el precio de origen y el precio de destino. Por ejemplo, las naranjas salieron de los agricultores a 0,10 céntimos el kilo y se vendieron en mostrador a 1,65 euros, lo que representa un incremento del 1.550%. Algo similar ocurrió con el limón, que de 0,20 céntimos el kilo en origen llegó a las estanterías de las fruterías a 2,42 euros el kilo, una escalada del 1.110%. Con una diferencia del 1.040% se comportó el precio de la mandarina.

«Los productores somos el eslabón más débil de la cadena alimentaria; las grandes distribuidoras nos tienen en sus manos, porque al final el que manda es el que vende de cara al consumidor», denuncia Joaquín Vizcaíno.

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