"El noviazgo es un camino precioso"

MCS
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El consultor técnico y asesor permanente de la Comisión Episcopal de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española afirma que "en el matrimonio es clave dar gracias, pedir permiso y pedir perdón"

Jesús Rosillo ofreció una conferencia en Albacete. - Foto: MCS

Jesús Rosillo Peñalver es consultor técnico y asesor permanente de la Comisión Episcopal de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española. Impartió el retiro de la Semana del Matrimonio en Albacete. Hablamos con él.

¿Qué aspectos debemos cuidar en el matrimonio para vivirlo como don y sacramento? 

En este tiempo que vivimos, donde se existen tantas situaciones de fragilidad en nuestra sociedad, es necesario fomentar una actitud de fe profunda. A la vez, todo regalo, cada don, requiere una respuesta por nuestra parte, aunque sea pequeña. Creo que el mejor modo de cuidar el precioso regalo del matrimonio es asegurar que Dios esté en medio de la relación de amor, en cada vida. Sin olvidar que la realidad matrimonial es muy compleja, destacaría que los matrimonios cristianos deben procurar crecer en pareja en el trato con Jesucristo como centro de su propia historia de amor.

¿Cómo vivir el compromiso matrimonial en estos tiempos? 

Por un lado, es importante priorizar la vida de la gracia. Frecuentar los sacramentos, sobre todo la Eucaristía y la confesión, para que puedan vivir unidos al que es El Amor. Por otro lado, tal como intentamos evitar el contagio de la pandemia, se ha evitar asimilar ciertos parámetros de nuestra sociedad que pueden vaciar de sentido la unión matrimonial. 

Me atrevo a repetir las tres indicaciones que el Papa Francisco dirige constantemente a los matrimonios y novios, que creo son claves: Dar gracias, pedir permiso, pedir perdón. Cuando el cónyuge se convierte en don, no cabe más que ser agradecido ante cada detalle, aunque pueda pasar desapercibido, ante el regalo de compartir la propia vida. Cuando se descubre un proyecto compartido no se puede entender un camino donde no se comparten los sueños y proyectos viviéndolos en común. Y cuando hay verdadero amor no se tiene reparo en perdonarse antes de que se puedan extender las heridas. Si vivimos pegados constantemente a los ejemplos de los personajes de los seriales y los testimonios de los típicos «programas basura», donde se desvirtúa la realidad familiar y no se invita a la fidelidad, vamos asimilando este talante por imitación. Pero, sin embargo, unidos a Cristo que se entregó hasta el extremo por nosotros, podemos avanzar, por su gracia, en el amor.

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