Javier López-Galiacho

Javier López-Galiacho


'Tortellini manchegos'

12/10/2021

Si en vez de Cervantes en su Don Quijote, hablara de ellos Dante en su Divina Comedia; si en vez de cocinarse en La Mancha y en su patria culinaria que es Albacete, hubieran sido inventado en la región italiana de Emilia Romaña y en su capital Bolonia, los gazpachos manchegos tendrían tanta fama universal como los tortellini. El Quijote está escrito por Cervantes, pero el pueblo lo ha adaptado a su conveniencia, pues España lee poco y habla mucho de oído. Una de estas falsedades populares es que El Quijote no cita a los gazpachos y sí a su homónimo plato de los «Galianos». Sólo he encontrado, en cambio, en su parte segunda (Cap. LIII), una cita exclusiva a nuestros gazpachos. Es en el pasaje donde Sancho Panza reniega de ser el encargado de la Ínsula Barataria: «Mejor me está a mí una hoz en la mano que un cetro de gobernador, más quiero hartarme de gazpachos que estar sujeto a la miseria de un médico impertinente que me mate de hambre». Hace unos días en casa de Ignacio en pleno Cabañeros, probé uno de los mejores gazpachos. Y mira que los he tomado exquisitos en El Callejón de mi amigo Cuevas o en El Pincelín almanseño. También los borda en los eventos familiares nuestra Mari. Pero los del otro día en El Portil de Cabañeros fueron de cum laude. Con la caza cercana volcada entre sus tortas cenceñas, cocinado todo a fuego lento, con leña de monte bajo y la vigilia de un albacetense (como debe ser), estos gazpachos adquirieron la categoría de bocatto di cardinali. A nuestros gazpachos, y lanzo desde aquí la idea a la Academia manchega de Gastronomía, en especial a los amigos Vicente, Antonio, Fernando, Ángel o Manolo, les falta una «Confraternidad de los Gazpachos», como lo tiene la pasta italiana con la Dotta Confraternitá del Tortellino, quien vigila su receta, evitando el intrusismo y el sucedáneo. Si viviera doña Carmina Useros (autora de Mil recetas de Albacete y su provincia), no habría duda en la jefatura de esta Confraternidad. El día que a Ferran Adrià se le ocurra deconstruir unos gazpachos manchegos, se hablará de ellos como el sumun. Así es la vida, amigo Sancho, unos cardan la lana y otros la fama.