El grupo Albacete en Madrid aprendió 'El oficio de vivir'

Emilio Martínez
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Los socios disfrutaron con la gran actuación de Miguel Ángel Gallardo y Ramón Bello Serrano

Ramón Bello y Miguel Ángel Gallardo, durante su actuación en Madrid. - Foto: E.M.

No se puedieron acabar mejor los múltiples actos anuales de los paisanos de la diáspora madrileña, agrupados en la Asociación Cultural Albacete en Madrid (ACAM), que intentado aprender nada más y nada menos que el oficio de vivir. Con su punto de humor fue cómo el directivo de este conjunto Juan Pedro Carrasco, principal responsable de la organización de estos eventos, se encargó de presentar a los protagonistas del mismo, el actor y dramaturgo Miguel Ángel Gallardo y el escritor, columnista de La Tribuna, y abogado Ramón Bello Serrano. Un dúo que lleva tiempo con esta especialísima tertulia poética y literaria con la que han triunfado en repetidas ocasiones en Albacete, «pero a la que le faltaba la sinigual guinda de hacerlo en la capital de España», como apuntó Carrasco nuevamente con gracejo antes de repasar con brevedad la trayectoria de los actuantes.

Y concluir recordando que ha sido verdad el popular aserto de que a la tercera va la vencida, porque en dos ocasiones precedentes, octubre de 2021 y febrero de este año, hubo que suspender el acto por los problemas y restricciones de la pandemia, tanto en Albacete como en Madrid. Sin embargo, cuando los ataques del virus -que todavía siguen aunque sea con menor gravedad-, empezaron a disminuir fue posible anunciarlo de nuevo. La fecha de que por fin pudiera celebrarse este espectáculo titulado El oficio de vivir en la sede de la ACAM fue cerrada con sus protagonistas en la pasada Feria aprovechando la visita a la misma de varios directivos y socios del grupo.

De ahí que antes de iniciar sus actuaciones, Gallardo aprovechara para agradecer a «estos magníficos representantes de la diáspora, a estos embajadores de lo nuestro», cual calificó a los paisanos de la diáspora, que hubieran insistido tanto en que Bello y él se desplazaran desde Albacete para ofrecer su oficio de vivir «como vivientes» del escritor y del actor, en el que iban a procurar dar la talla a base de «dramaturgia, periodismo, poesía, anécdotas y algunas risas». Sin que faltara una sabia frase de Ernesto Sábato tan propia como ésta: «La vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil que cuando uno empieza a aprenderlo, ya hay que morirse», que cerró con una palabra tan albacetense como la de «¡Ea!».

Y ya, dentro del propio espectáculo en sí, inició su actuación Bello, quien quiso dejar claro que ser escritor y periodista «es una forma de estar en el mundo». Pero sin olvidar sus recuerdos de esta sede de la ACAM cuando en 1993 -entonces llamada Peña de Albacete en Madrid- presentó dentro de la programación de las Tertulias Literarias, que siguen en vigor casi tres décadas después, su libro El color de los pájaros. Memorias de provincias, que a su vez era un resumen de los anteriores 30 años de la capital de la provincia. Un acto del que algunos de los más veteranos socios presentes ahora dijeron que todavía se acordaban.

Después repasó con brevedad, no exenta de su buen estilo oral -además del escrito, claro- y poder de síntesis, varias interesantes anécdotas de algunos de sus escritores favoritos que también supieron y enseñaron el oficio de vivir, destacando a Álvaro Cunqueiro, «con su belleza honesta de la acción humana», y Honoré de Balzac, «en cuya magistral obra La comedia humana y sus personajes está todo».

Pero como es lógico, dentro de esa amplia lista no podía faltar Miguel de Cervantes, autor de tantas grandes obras literarias y de «la mejor novela de todos los tiempos», según calificó Bello a El Quijote, sobre todo en su segunda parte, exponiendo que en sus páginas hay muchas lecciones del modo de vivir. Y agradeciendo que Avellaneda, autor del Ingenioso Hidalgo apócrifo, hizo de forma indirecta un gran bien al escritor alcalaíno y a la literatura española.

El mejor prólogo español. Porque al publicar su propio Quijote, que no debe olvidarse tiene calidad, en el que se reía de los personajes del original -«con Dulcinea como la más basta de entre las bastas mujeres manchegas», sostuvo- motivó a Cervantes a esa segunda parte. Añadiendo otras de las obras del autor y muy especialmente «el mejor prólogo de la literatura española», en referencia al de Los trabajos de Persiles y Segismunda, escrito el 19 de abril de 1616, cuatro días antes de su fallecimiento, y que se inicia con la extraordinaria frase de «Puesto el pie en el estribo con las ansias de la muerte».

Tras concluir compulsivamente y transmitiendo al público esta emoción, cedió el turno a Gallardo, quien de entrada quiso dejar claro que él no era escritor, ya que «al oficio de vivir, a la creatividad literaria de los autores, nosotros, los actores, aportamos el darles vida a nuestra modo, con nuestro propio oficio».  Con su gran categoría como intérprete, incluyendo la de declamador, fue recitando una especie de monólogo íntimo tomado de varias obras ajenas taraceadas con perfectos añadidos suyos, con una especie de voz interior que le pregunta, qué es la verdad, dónde está la verdad.

Pasando después a una amplia selección de textos de varios autores sobre la bohemia -una actuación con la que ha triunfado muchas veces en solitario y también formando este magnífico dúo con Bello- dando vida a diversos personajes creados por los respectivos escritores, salpicados de sabrosas anécdotas sobre los mismos. Naturalmente, con su dominio y su capacidad de transmisión en el escenario, que también fue muy valorada y aplaudida en diversas fases.

Anécdotas divertidas que destaparon todavía más fuertes ovaciones, de las múltiples que se repartieron el actor y el escritor protagonistas de este espectáculo a lo largo de «una mañana inolvidable». Cual confesaron a viva voz casi alimón el periodista José Hervás y la actriz Maite Jiménez, dos de los muchos destacados paisanos de la diáspora madrileña presentes y que en conjunto refrendaron después a La Tribuna.  

Así, con la perfección de cirujano que le han dado a Bello y Gallardo, Gallardo y Bello -que tanto monta- las repetidas ocasiones en que han llevado a cabo este Oficio de vivir en Albacete, se fueron sucediendo con tan ajustado como adecuado ritmo sus intervenciones en solitario y en el formato de dúo. Y de esta forma fueron saliendo virtualmente al escenario en sus bocas otros de los escritores -e incluso humoristas, como Tip y Coll- por los que, como con los ya mencionados  Cervantes, Sábato y Cunqueiro, sienten profunda admiración y devoción.

Son los casos, entre otros, de Josep María de Sagarra, Agustín de Foxá y Torroba (Conde de Foxá), José Manuel Prada y Vicente Risco. Y el colofón a este «inmejorable cierre de nuestra programación de 2022», cual sugirió el directivo Carrasco, fue un largo e interesante coloquio con multitud de temas en torno a los dos excelentes protagonistas del acto.