Editorial

El dispar resultado cosechado por la última Ley Antitabaco

-

El presente siglo, con dos décadas ya cumplidas, comenzó, al igual que finalizó el anterior, con total libertad para los fumadores, sin prohibiciones de espacios donde consumir el tabaco, algo que experimentó su primer cambio en 2006, con la primera Ley Antitabaco y cuya principal medida fue prohibir fumar en centros de trabajo, tanto públicos como privados, o en los centros culturales. Cuatro años después, llegó una importante modificación en la citada Ley, que es la que permanece en la actualidad, con la prohibición de fumar en el interior de los establecimientos de hostelería, con el fin de proteger a menores, no fumadores y trabajadores del sector. Desde entonces, ha pasado una década y el resultado de estas medidas frente al tabaquismo ha sido dispar.

La parte peor parada ha sido la económica, la que afecta a las ventas, ya que se ha dejado sentir considerablemente tanto en la compra de tabaco, con una reducción total del 16% -más notable en la de cigarrillos, con un 40%-, como en la recaudación, ya que en la provincia de Albacete se contabilizan 8,5 millones de euros menos por la venta de productos tabáquicos en el período de tiempo indicado. En los fumadores casi no ha tenido influencia, ya que el número apenas ha bajado un cuatro por ciento en 10 años, cuantía que todavía es menor si se tiene en cuenta el conjunto de la población, ya que en ese caso la bajada porcentual en el número de fumadores es sólo del uno por ciento, con el resultado general de que en el año 2020 había en Albacete 80.205 fumadores, el 24% del total de la población, el mismo porcentaje que de exfumadores, mientras que otras 161.912 personas eran abstemias. 

El resultado positivo de esta década desde la última modificación de la Ley Antitabaco tiene como protagonistas a los no fumadores, claros beneficiarios de las medidas, siendo calificada por el Grupo de Abordaje del Tabaquismo en la Sociedad Castellano-Manchega de Medicina Familiar y Comunitaria como «exitosa», sobre todo por la ganancia experimentada por los llamados fumadores pasivos. Además, este colectivo sanitario cree que el Ministerio de Sanidad debe dar un paso más y crear nuevos espacios sin humo, aprovechando las recomendaciones que se establecieron en el Consejo Interterritorial de Salud para evitar contagios por coronavirus.

En esta ecuación de la lucha antitabaco están presentes dos apartados importantes como son la economía y la sanidad, ya que el tabaco soporta unos elevados impuestos que vienen muy bien a las arcas nacionales, pero tampoco hay que olvidar que la salud de los ciudadanos, fumadores y no fumadores, es fundamental y que los gastos en los tratamientos de las enfermedades derivadas del tabaquismo también son elevados. El futuro dirá qué camino se prioriza.