Editorial

La solidaridad es un valor que debe cotizar al alza en la sociedad

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Las ONG realizan una gran labor social a lo largo del año y siempre están a la cabeza cuando se trata de asuntos solidarios, como se puede comprobar en estos días con motivo del terremoto que castiga a las poblaciones de Turquía y Siria. Están las primeras en los asuntos puntuales y también lo hacen en el día a día de cada año, con sus programas y sus proyectos para apoyar a los más necesitados, sin distinción alguna. Una de estas oenegés es Manos Unidas, que el pasado jueves presentó en la capital albacetense su campaña contra el hambre, bajo el lema Frenar la desigualdad está en tus manos y donde su presidenta-delegada, Celia Monteagudo, recordó, una vez más, que estas diferencias cada vez son mayores, ya que en todo el mundo «hay  828 millones de pobres, 150 millones más que el año anterior y, desde luego, está en las manos de todos poder frenarla. Acabar con la desigualdad va a ser algo imposible, pero cada uno de nosotros, no sólo los grandes mandatarios y políticos, puede ayudar con ese euro o dos euros que podemos donar para cualquier campaña». 

Es obvio que, como reza el refrán, un grano no hace granero, pero ayuda al compañero y gracias a campañas como esta contra el hambre y a la solidaridad de los ciudadanos, Manos Unidas en Albacete puede afrontar el reto de colaborar en la consecución de grandes proyectos como los marcados para este año, que son la formación profesional para jóvenes tribales y otras minorías en Muzaffarpur, en La India; el fortalecimiento socioeconómico y sanitario para mujeres tribales en Gadchiroli, en La India; la mejora de la calidad educativa secundaria en la zona rural de Gutautare, en Zimbabwe; la producción agroecológica y adaptación a efectos del cambio climático en Concepción de María, en Honduras; la seguridad hídrica y alimentaria en comunidades indígenas del Bajo Chaco, en Paraguay; y la mejora de los servicios médicos de atención materno-infantil en un hospital situado en Bogou, en Togo.   

Distintos proyectos por todo el mundo, pero con el denominador común de la necesidad para sus beneficiarios y para los que, en este caso Manos Unidas, necesita el apoyo de una sociedad que demuestra año tras año su solidaridad, pese a que las condiciones económicas actuales no sean las más propicias y se agrande la brecha entre ricos y pobres. Por este motivo, como recuerda Monteaguado, debemos analizar nuestro estilo de vida y ver dónde podemos limar esa desigualdad para contribuir a la generación de nuevas oportunidades y a la mejora de la calidad de vida de otras personas para las que un poco de lo nuestro es mucho de lo suyo.