"El vals de concierto predomina en el recital"

A. Díaz
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José Ramón García, pianista y compositor, uno de los artistas más prometedores del país, abre los conciertos del año de Juventudes Musicales de Albacete

José Ramón García. - Foto: J.M.

Juventudes Musicales de Albacete abre su programación de 2023 en el Auditorio Municipal de Albacete, hoy, a partir de las 19,30 horas, con un recital de José Ramón García, con el título de Nuestro concierto de Año Nuevo. El pianista comentó a La Tribuna de Albacete sus sensaciones ante esta importante cita, en la que abordará un exigente programa centrado en el vals de concierto. 

Ofrece el concierto de Año Nuevo de Juventudes Musicales, una cita muy especial. 

Sí que es especial, por varias razones, porque los últimos conciertos que he ofrecido ha sido con otros músicos, amigos míos, porque creo que como más aprende un músico es tocando y relacionándose con otros, más que aislándose, pero en este caso voy a tocar solo y me hace mucha ilusión porque hace tres o cuatro años que no visito Albacete para tocar. También siempre está el atributo de que tocas en tu ciudad, viene mi familia, mis amigos, mi gente más querida, que no me han visto en varios años, por todos estos alicientes es muy especial. Además, a la vista de los acontecimientos, acaba de fallecer Ramón Coll, un gran pianista, y el concierto estará dedicado a su memoria.  

¿De vuelta en España?

Así es. Yo estuve en Estados Unidos seis años, con los últimos estudios de máster y doctorado y llevo en Madrid desde 2021. Tuve la oportunidad de venir a trabajar aquí, concretamente a Madrid, en un Conservatorio Superior de Música. En ocasiones, para la gente que se marcha es complicado el regreso, por el tema de encontrar trabajo, pero no es mi caso. La última vez que fui a Estados Unidos fue hace unos meses, para una serie de conciertos en los que interpreté el Concierto número 3, de Rachmaninoff, después de ganar un premio. Ahora, mi relación con Estados Unidos es más esporádica porque resido en Madrid.  

¿Influyó mucho esa etapa norteamericana en su visión de la música y en su carrera?

Por supuesto que influyó, por muchos motivos. Sin embargo, el principal de esos motivos no tiene que ver con Estados Unidos en sí, más  bien con las personas que conocí allí, precisamente españoles, como Josu   de Solaun, para mí uno de los más grandes pianistas españoles, al que conocí en Estados Unidos. También conocí a Pablo Martínez, otro pianista de mi edad, o Francisco Fierro.  Por supuesto, los contactos siempre están ahí y las condiciones que te ofrece ese país, en cuanto a infraestructura, medios o la posibilidad de ganarte la vida, es infinitamente mejor que en España. 

Para esta cita eligió un programa de Beethoven a Ravel. 

El recital que interpretaré creo que es muy interesante y predomina un género particular, el vals de concierto. Este no es un género para bailar, surge de inspiración de las danzas de baile y con todos los atributos artísticos, analogías y metáforas, se crea una música para ser escuchada, que se llama vals de concierto. La primera parte la finalizo con Vals Mefisto número 1, de Liszt, diabólico, basado en Dante, con la capacidad de Mefisto de seducir con esa vals desenfrenado. La segunda parte termina con La Valse, de Ravel, que se compuso en el siglo XX y de alguna manera marca el final de una época y creo que va también muy bien con los tiempos que estamos viviendo, donde se observa un cambio de paradigma. También toco otro vals de Rachmaninoff, con otras obras que me han acompañado toda mi vida, como la Sonata número 3, de Beethoven y no podía faltar una obra española, como Fandango del candil, de Granados.   

¿Donde más cómodo se encuentra es con estos programas, del clasicismo al siglo XX?

Me gusta la música clásica en todas sus épocas, pero sí es verdad es que me siento más cómodo y empatizo más con la música del siglo XIX y principios del XX. No solo me interesa la clásica, me encanta la música de baile, bossa, música latina y otros muchos géneros. Al final, te das cuenta que la mejor música, toda, bebe de las mismas fuentes y, de alguna forma está todo conectado.  

Usted compagina la enseñanza y los conciertos, ¿es lo ideal para un músico?

Creo que al músico que le apasiona esto, aunque no es una carrera tan bien lucrada como otras, debe participar de la enseñanza y subirse a los escenarios, eso es lo ideal y cada uno intenta compaginar las dos facetas, a su nivel, a su manera y en ese sentido, estoy muy contento, porque enseño y paso muchas horas sentado al piano, ensayando y componiendo también. Acaba de salir en la revista especializada en música, Codalario,  la presentación de un festival en Asturias en el que voy a participar. También iré a Rumanía, donde tengo varios conciertos y tengo pendiente la grabación de un disco sobre el vals de concierto, con las obras más emblemáticas del género. 

¿Hay fechas para entrar en el estudio de grabación?

Casi con toda seguridad será ya en año 2024, pero estamos concretando ahora los aspectos, dónde será y quién será el técnico o los técnicos de sonido. 

Estamos acostumbrados a la especialización. En su caso, enseña, interpreta y compone. 

Sí, la composición viene, de alguna forma, por varios motivos. Primero, si observamos a los músicos de finales del XIX o principios del XX, los intérpretes que llamamos, los pianistas, componían y hacían arreglos. En ese momento el músico, de alguna forma, se dedicaba a interpretar, componer e improvisar. Creo de alguna manera, intentar salir de los cánones del siglo XXI, donde vemos una excesiva especialización y el que es compositor, es solo eso, completamente desligado de la interpretación y viceversa, pero hay una reivindicación entre muchos músicos españoles de volver a practicar las tres facetas. Me animé con mi primera composición, que presenté, en el Festival Rafael Orozco, de Córdoba, se trata de Paráfrasis a dos pianos sobre Elegía de Arno Babajanyan. Fue un estreno que fue muy bien y la verdad es que hay que participar en esta tendencia y, de alguna forma, renovar la profesión del músico.