El espacio es un lugar propicio para despertar el miedo por lo frágil que es la vida humana en un sitio sin aire respirable en el que es imaginable cualquier criatura, como bien han demostrado en años pasados Dead Space (del que saldrá en unos días un remake) o Alien: Isolation. El buen momento que atraviesa el género de los videojuegos de terror está favoreciendo el lanzamiento de títulos muy variados en cuando a los niveles de producción. Uno de los más originales ha sido The Callisto Protocol, que transcurre en Calisto, una de las lunas de Júpiter que se considera sin actividad geológica alguna, una simple roca que alberga una cárcel de máxima seguridad. 

Se esperaba que The Callisto Protocol fuera una especie de heredero de Dead Space, ya que al frente de Striking Distance está Glen Schofield, que, además de vicepresidente del estudio responsable de la serie Dead Space, cofundó Sledgehammer Games (Call of Duty) y es uno de los desarrolladores más reputados, y sí, hay sin duda detalles que recuerdan a Dead Space pero el estudio ha creado un juego con personalidad y una calidad propia casi de una superproducción, incluyendo a los actores que dan vida a los protagonistas como Josh Duhamel (conocido por las películas de la serie Transformers) o Karen Fukuhara (The Boys).

El protagonista, Jacob Lee, es un transportista espacial que se convierte en héroe a su pesar tras su forzosa llegada a la prisión de Ferronegro, donde deberá enfrentarse a aterradoras criaturas, aunque la historia para averiguar qué ha sucedido en Callisto es más bien un trámite. Frente al sigilo y aunque es un juego de miedo, en The Callisto Protocol el gran protagonista es el combate cuerpo a cuerpo, visceral y brutal, con escenas que explican su clasificación para mayores de 18 años. Pero no se trata de machacar botones, hay que aprender a esquivar y golpear en el momento oportuno, y es conveniente utilizar elementos presentes en los escenarios y usarlos contra los enemigos para no gastar munición.

Terror espacial

The Callisto Protocol cuenta con un excelente doblaje en español e incluso los carteles in game están traducidos, un hecho muy poco habitual en el que quizás tenga que ver el hecho de que parte de The Callisto Protocol se haya desarrollado en Zaragoza, donde Striking Distance abrió una sede en la que se han recreado los dobles digitales de los actores para los personajes hasta lograr un hiperrealismo asombroso en las animaciones y la fidelidad en el modo calidad (hay otro modo, rendimiento, que prima la tasa de imágenes por segundo en detrimento de los gráficos), por lo que se agradece que hubiera de salida un modo foto. La versión de Xbox y la de PC mostraban algunos problemas de rendimiento, una característica que se repite últimamente con demasiada frecuencia, resolubles mediante parches.

Como en los juegos mencionados al principio, una de las grandes bazas del juego y que lo convierte en un buen juego de miedo, es la ambientación, unos espacios en los que el jugador siente que falta el aire y un diseño de sonido brillante que incluyen luchas lejanas o anuncian la proximidad de un mutante.

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Sin llegar a dejar con la boca abierta, The Callisto Protocol ejecuta muy bien sus propias notas, con un aire clásico, sin discordancias y con una armonía que resuena en los jugadores del género.