Ramón Bello Serrano

Ramón Bello Serrano


Agosto

14/08/2021

Cada agosto viene más aprisa -eso decían nuestros padres-; el tiempo no se detiene y hasta parece que muerde a cierta edad. Agosto es un mes antipático, como un domingo tedioso y largo, un anticipo cansado y derrotado que anuncia el nuevo curso -la cuestión es que el curso nuevo ya no lo es tanto para los viejos-. Octavio Augusto se reservó el poder tribunicio, negó el perdón al trasterrado Ovidio (en la Dacia rumana) y asentó el Imperio. El mes que le rinde tributo es aburrido y sin sobresaltos -a excepción de la muerte: en agosto muere mucha gente conocida y de fama-. Somos romanos -aunque no tanto como creemos: Roma se edificó en torno a familias políticas y al instituto de la adopción -Spengler dijo con sorna que el cristianismo y los bárbaros arruinaron a Roma-. La religión consagró el vínculo de sangre como esencial novedad y dotó a los magistrados de un substrato de derecho natural y aristotélico; la Patrología es deslumbrante, sus axiomas cristalinos y calmos, sus discusiones formidables. Pero agosto es un mes aburrido -la paz de Augusto lo era por el aburrimiento- en contraposición a la beligerancia juliana, arriesgada y novedosa. El calor de agosto es plano y en nada sugestivo -hace calor como un deber, como el perro pobre y triste que, como un deber, ladraba (Tennyson); así es agosto, como un penoso deber cuando se cumplen años. La acedía del otoño, poco soportable para el hombre joven, refresca al viejo -mejor lo húmedo a lo seco, la nostalgia volátil al presente de plomo- y las conversaciones se hilan de nuevo: el tiempo, la enfermedad y los arriendos. En el expediente (sumario y súbito) por el que se concluyó, muerto Augusto, su condición divina, fue un pobre campesino el que declaró verle ascender a los cielos. Quizá lo dispuso así el propio Augusto, que se quiso tribuno, e impuso la Pax România. Cuando las administraciones son aburridas y extienden sus poderosas rutinas las sociedades progresan y se asientan -Julio César está bien para un rato-. El resto es agosto. El agosto de nuestros padres seco como un fogonazo. El viejo Augusto no cedió. E hizo de Ovidio el primer poeta rumano.