Solidaridad de Balazote en forma de mascarillas

A.G
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Voluntarias del municipio, organizadas por la Asociación de Mujeres y ayudadas por empresas locales, elaboraron unos 10.000 elementos de protección para servicios que los necesitan

Trabajadoras de la residencia de mayores lavan y planchan las mascarillas cosidas por las voluntarias. - Foto: M.J.

La pandemia del coronavirus ha motivado una ola de solidaridad, extendida progresivamente por toda la provincia, en municipios donde asociaciones y voluntarios colaboran para atender a la población más vulnerable, realizar tareas de limpieza o elaborar material de protección para personal sanitario y de otros servicios. 

Balazote es uno de esos ejemplos de coordinación rápida, surgida casi de forma espontánea, entre vecinos y otras entidades para dar a este  tiempo de confinamiento en los hogares una utilidad social, elogiable y más que necesaria dada la carestía de unos equipos básicos para los profesionales que cuidan de la salud y la seguridad de la población.  

Allí son ya 30 las voluntarias que se han unido a la iniciativa de la Asociación de Mujeres San Blas, que propuso coser mascarillas de tela tras conocer que la residencia de mayores del municipio estaba «casi sin existencias», según detalla María José Vázquez, concejal de Medio Ambiente y Participación Ciudadana en el municipio. Comenzaron hace una semana con un grupo más pequeño, al que no han parado se sumarse mujeres, y prevén elaborar unas 10.000 mascarillas «como poco», tal y como indica Ángeles Bonifacio, presidenta de la asociación.

Colaboran con estas costureras voluntarias tres empresas locales. Una compañía textil les facilitó un primer lote  de tejido adecuado para coser mascarillas reutilizables. Cuando éste se acabó, incluso algunas mujeres utilizaron la ropa de hogar que tenían en casa para continuar la producción.

Esta red solidaria agotó ya esas primeras telas y, mientras espera un nuevo suministro, recibió ayer lo necesario para elaborar otras 3.000 protecciones «de usar y tirar», según explica su presidenta, cuyo teléfono echa humo para organizar la labor. Lo mismo ocurre con la voluntaria encargada de recoger los tejidos y distribuirlos por los otros 29 hogares, «que no para».

Una vez cosidas, las mascarillas aún han de ser esterilizadas antes de su uso. Para ello, cuentan con la colaboración de trabajadores de la residencia de mayores, que las lavan y planchan a alta temperatura. El proceso concluye merced a  la colaboración de un supermercado, que habilitó una sala para envasarlas al vacío antes de distribuirlas.

Por último, son voluntarios de Protección Civil, de las agrupaciones de Balazote y Albacete, los encargados de llevar el material a quien lo necesita. Entre los receptores, están el Sescam, el Centro de salud local, otros recursos médicos de las provincias de Toledo y Cuenca, la residencia de mayores local y varias de la sierra de Alcaraz. También llegan a los trabajadores de establecimientos locales y empresas que mantienen su actividad.