«Podían ser analfabetos, pero jamás fueron ignorantes»

E.F
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El escritor Jesús López presentará en Albacete su nueva obra 'Viejos Caminos, Viejas Historias' sobre la vida y la cultura de los habitantes de las sierras segureñas

Jesús López García, escritor - Foto: J.L.

Como no hay uno sin dos, ni tampoco dos sin tres, Jesús López García vuelve a la carga con Viejos Caminos, Viejas Historias, el segundo volumen de una trilogía dedicada a las gentes que viven en las sierras que comparten las provincias de Albacete, Almería, Jaén, Granada y Murcia.

¿Éste libro es una continuación de 'Y También se Vivía', que estaba ambientado en la misma zona de España?

En parte es una continuación, en parte es contar una misma historia desde un punto de vista distinto, sobre un mundo casi perdido porque sólo sobrevive en la memoria de la gente con más de 90 años. En el primer volumen, el relato se centraba en las casas, los edificios, las estructuras. Ahora escribo sobre la red de caminos que unía y daba homogeneidad a la sierra que hoy comparten tres autonomías del presente, que son las de Castilla-La Mancha, Murcia y Andalucía.

¿Los recorre todos en el libro?

No, imposible, era una red muy extensa. Lo que hago es recordarlos a través de un periplo de unos 90 kilómetros, desde Santiago de la Espada, en Jaén, hasta Caravaca de la Cruz, en Murcia, y que atraviesa Albacete por municipios como Nerpio. A partir de ese recorrido, intento rememorar aquellos caminos y también todo lo que pasaba por ellos.

¿Y qué pasaba por ellos?

De todo. Aquellas comunidades rurales quedaban muy lejos de las urbes, pero no estaban fuera del mundo, no estaban aisladas del todo. Había personas con oficios itinerantes, como los cuadrilleros, los colchoneros, los arrieros, los que reparaban aperos, y con ellos, sus mercancías y sus servicios, iban y venían conocimientos, música, poesía tradicional y hasta mística religiosa. Ahora mismo, hay un movimiento cultural que quiere devolver el esplendor a las fundaciones de San Juan de la Cruz en esta parte de España, y varias de estas fundaciones están en hitos de esta red.

¿Qué queda de ese saber?

Queda muy poco de esos saberes, que no deberíamos perder, porque estaban muy vinculados a la naturaleza real, no a la idea que tenemos hoy en día de la naturaleza, que oscila entre la añoranza bucólica y el menosprecio hacia unas personas que creemos inferiores porque su cultura era básicamente oral. Pero, como diría Ortega, podían ser analfabetos, pero jamás ignorantes, sabían muchísimo de una naturaleza que podía ser muy dura, pero de la que también obtenían mucho con medios que hoy parecen muy precarios.

¿Y de la red? ¿Cuánto ha sobrevivido hoy?

Quedan los grandes ejes, los caminos y veredas reales, que en más de un caso están debajo de carreteras provinciales y comarcales. Quedan restos de antiguas posadas y hospederías, antiguos chozos, abrevaderos, fuentes, tornajos y algunos tramos que son auténticas obras de ingeniería, porque en zonas escarpadas, por las que pasaría una mula pero jamás un coche, pues se tallaron tramos de escalones sobre la piedra desnuda para que pudiesen pasar hombres y animales.

¿Presentará este segundo volumen en nuestra provincia?

Lo voy a presentar en la Librería Popular el día 30. Tenía previsto presentar el libro en Nerpio antes, pero al final será al revés, porque en Nerpio lo presentaré durante la Feria de la Nuez.