Escolarizan a los menores del asentamiento de La Pulgosa

A.M.
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El proyecto piloto, que se inició a mediados de 2018 con un taller de cuentoterapia en las infraviviendas, quiere dar un paso más con la incorporación de los inmigrantes rumanos al IMD y a las escuelas de verano

Escolarizan a los menores del asentamiento de La Pulgosa - Foto: VÁ­ctor Fernández Molina

«La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo», dijo Nelson Mandela. Con el convencimiento de que una generación bien formada puede romper estigmas y superar barreras, el equipo de atención temprana de los servicios sociales del Ayuntamiento de Albacete está especialmente ocupado en garantizar el acceso a la educación y a la salud de todos los niños del término municipal.

Alertado por la presencia de una docena de menores sin escolarizar en el asentamiento del camino a La Pulgosa, integrado por familias de origen rumano, el Ayuntamiento puso en marcha en verano de 2018 un proyecto piloto de escolarización, que inició a través de unos talleres de cuentoterapia, una herramienta que sirvió como vía de entrada a una comunidad con una idiosincrasia muy definida que dificulta las intervenciones sociales y de oenegés. «Desconfían mucho de todo lo que es ajeno a ellos, temen que ataquemos su forma de vivir, su cultura o que les quiten a los niños», declara la concejal de Atención a las Personas, Juani García.

El primer objetivo de este proyecto piloto de escolarización fue ganarse la confianza de las familias para que vieran a los servicios sociales como cómplices y no como verdugos. A través de varias entidades sociales y gracias a una educadora comunitaria y una psicóloga, ese verano se leyeron cuentos en su idioma, se repartió material escolar, lápices de colores, cuadernos de dibujo… y así, poco a poco, paso a paso, trabajando con sus jóvenes madres, lograron escolarizar a 10 menores de entre tres y 11 años en el colegio público Antonio Machado, uno de los centros más cercanos al campamento en el que viven todo el año: «No es el modelo que más nos gusta, lo suyo es que estuviesen repartidos por varios centros para no crear guetos, pero quiero destacar la implicación del profesorado y del personal del Antonio Machado con este proyecto», afirma la concejal socialista, que pone como ejemplo la dificultad de mantener a estos niños sentados media hora porque «no están acostumbrados», mientras destaca la capacidad de aprendizaje de los nuevos escolares para los que el idioma no ha supuesto obstáculo alguno.

A pesar de los buenos resultados conseguidos en apenas año y medio con la comunidad migrante de La Pulgosa, el absentismo escolar constituye un problema difícil de resolver porque la obligación de estar escolarizado vuelve a colisionar con la cultura y las costumbres de la etnia gitana rumana, que no considera que la educación sea importante para  sus hijos e hijas. 

Protocolo de absentismo. En este sentido, desde el equipo de Gobierno municipal recuerdan que aunque en España la escolarización de seis a 16 años es obligatoria y existen protocolos contra el absentismo, en el caso de la comunidad rumana «no se pueden aplicar, porque pueden desplazarse a otro lugar, les perdemos la pista a los menores y, ante todo, priorizamos su protección».

Ante estas circunstancias, «es de elogiar el trabajo de la educadora social y la psicóloga con las madres de estos niños y niñas, mujeres en muchos casos adolescentes y muy jóvenes que pertenecen a una cultura muy patriarcal y están sometidas a una fuerte invisibilidad en su sociedad», subraya la edil del PSOE.

La incorporación de estos 10 menores a la escuela no solo les ha garantizado el acceso a la educación, sino que ha traído otros beneficios para las familias como las becas para el comedor escolar y, por las tardes, su asistencia durante dos horas a la ludoteca del barrio de Parque-Sur, donde se aprovecha la presencia de algunas progenitoras para trabajar la integración social de toda la familia en la ciudad: «Los padres han visto este proyecto como una oportunidad, además de garantizarles a sus hijos una comida saludable y equilibrada al día y de recibir material escolar, ropa y productos de higiene, no los tienen que dejar solos en el asentamiento como lo hacían antes cuando se iban a trabajar al campo», explica la concejal de Atención a las Personas.

Con el fin de no romper el vínculo que tanto trabajo ha costado, este equipo de atención temprana de los servicios sociales municipales se encargó este verano de acompañar a los menores a la piscina, una experiencia que resultó tan grata que ahora el Ayuntamiento se ha planteado ampliar la intervención incorporando a los infantes a los cursos de natación del Instituto Municipal de Deportes, garantizando así, no solo su participación en el ámbito del ocio y el deporte infantil de la ciudad, sino una higiene adecuada.

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