Cómo salir de la 'Pecera'

Eva Jiménez Gómez
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El escritor y periodista Borja Vilaseca realiza en su último libro, 'Las casualidades no existen', una aproximación a la experiencia espiritual para personas tanto religiosas como escépticas

Cómo salir de la ‘Pecera’

El libro Las casualidades no existen es una farsa. La entrevista con el autor, Borja Vilaseca, también. Y esta reseña, por supuesto. Y todo ello reconocido por el escritor desde el capítulo uno: «Escribir sobre espiritualidad se asemeja bastante a intentar explicarle a un ciego de nacimiento cómo es el color violeta. Como mucho, las palabras pueden señalar el camino que te conduce a la experiencia, mas no son la experiencia en sí misma». Y ahora, ¿cómo seguimos? 

Borja Vilaseca se define como escritor, emprendedor social y agitador de consciencias. En su presentación oficial, figura como fundador de La Akademia, un movimiento ciudadano que promueve la educación emocional entre los jóvenes; Kuestiona, una comunidad educativa que ofrece formación para promover el cambio; y Terra, una iniciativa para revolucionar el sistema educativo. «Soy un buscador, un motivado de la vida que tocó fondo, se transformó gracias al autoconocimiento y estoy aquí para liarla muy parda». De violeta a parda. 

Las casualidades no existen. Espiritualidad para escépticos (Vergara) es una obra que probablemente no hubiera visto la luz si su autor no hubiera experimentado lo que sucedió un 19 de marzo de 2006 a las dos de la madrugada. Tenía 25 años y, después de un proceso de búsqueda, su mente hizo clic. Mejor dicho, «un clicorro». «Fue un despertar, una corriente de electricidad y energía… Me explotó la cabeza y, de pronto, sin venir a cuento, sentí una profunda paz, conexión, no había nadie, una desidentificación total del ego… Volví a nacer».  ¿Continuamos?

El ego tal vez no quiera seguir leyendo. Da miedo eso de cambiar, nacer de nuevo, y Borja es muy consciente de ello. Porque su libro se dirige tanto a personas que profesan una religión como a escépticas y ateas. Porque su obra, tan lógica y serena, emite una radiación-reivindicación de fondo que una persona identificada con sus creencias, pensamientos y emociones, atrapada en la pecera de su mente, la imagen que ilustra la portada del  libro, se resiste a escuchar: «La espiritualidad no es patrimonio de ninguna religión ni ideología». Y por eso el ego prefiere olvidarse de todo esto, muchas veces sin ser consciente de ello. ¿La alternativa? Seguir luchando, seguir sufriendo. 

La 'luz' del sufrimiento

«Necesitamos tocar fondo». ¿Siempre? «Siempre. El sufrimiento es el punto de partida del viaje espiritual». Lo sabe por experiencia. Vilaseca llegó al límite de su sufrimiento con 19 años y, tras seis de búsqueda, experimentó lo que también se conoce como experiencia mística, iluminación o despertar. Así que eso de observarse a uno mismo, buscar el silencio y la soledad, meditar, formarse, etcétera, siempre llega después de alcanzar una «saturación de malestar»; si uno no elige otras salidas más fáciles, claro. ¿Es el caso?

Para saber si uno ya está en el camino, existe lo que Borja denomina «indicadores de sabiduría». Felicidad. Todo está bien como está. Paz. Mantenemos la calma interior, incluso en momentos difíciles. Amor. Comprendemos que todos somos uno y que lo que le hacemos al prójimo nos lo hacemos a nosotros mismos. «El Amor es la única verdad con mayúsculas que hay en el universo». ¿Por qué con mayúsculas? «No sé, los hierbas siempre ponemos algunas palabras en mayúsculas». El humor. Un buen antídoto contra el ego espiritual. Y una última advertencia para los lectores: «Que no se crean nada». Quien ha leído este texto hasta el final, sabe que no nos hemos encontrado por casualidad. El tiempo dirá. 

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