Ya pasaron las navidades, en plural, porque las semanas se encadenan y cuando queremos darnos cuenta transcurrió casi un mes en el que el país estuvo sumido en un ambiente cordial, pero de trabajar, nada de nada.
Ahora afrontamos la cuesta de enero con la incertidumbre de lo que nos espera. Después de atracones gastronómicos, actos sociales varios, incluidos los multitudinarios, tenemos que girar la vista hacia un año que se promete apasionante, a la par que complicado.
En el aspecto económico, la inflación continúa su escalada y, aunque se suavice, esto no significa que los precios bajen, sino que subieron un escalón más y se consolidan para el futuro. Las economías familiares serán las que más sufran sus efectos, mientras el Gobierno se enfunda el disfraz de trilero para intentar hacer ver a la ciudadanía que la rebaja del IVA es muy beneficiosa, cuando en realidad en la cesta de la compra se ahorran unos pocos céntimos.
En el plano político, nuestros dirigentes ya andan nerviosos por la cercanía de las citas electorales. La más inmediata será en mayo, cuando se diriman alcaldías, diputaciones y gobiernos autonómicos. En Albacete, la pugna por el sillón de alcalde será cuestión de bloques. Uno estará encabezado por el PSOE, con Emilio Sáez, al frente, y acompañado por Unidas Podemos, y en el otro, el PP, con Manuel Serrano, tendrá en Vox, sin candidato por decidir, su aliado, con un Ciudadanos muy a la baja (¿será Carmen Picazo la candidata?), después del pacto contra natura de la última cita electoral.
Se avecinan días muy intensos e interesantes en este 2023. Apriétese el cinturón, querido lector, que vienen curvas.