Dentro de 20 días exactos, el próximo 1 de septiembre, entrará en vigor la nueva Ley de la Viña y el Vino autonómica, cuyo texto íntegro se publicó ayer en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha (DOCM) tras su aprobación por parte de las Cortes Regionales.

Esta Ley busca dotar de un marco normativo propio al mayor viñedo del mundo y a todo el enorme entramado socioeconómico que depende de él. Tan solo en términos económicos, los vinos y mostos es el 14% de la producción agraria de la región.

La norma tampoco nace de la nada, sino que toma como referencia la abundantísima normativa europea relacionada con el sector vinícola, la Ley 24/2003 de la Viña y el Vino de ámbito estatal, así como  los resultados y recomendaciones incluidos en el  Plan Estratégico del sector vitivinícola de Castilla-La Mancha de 2019.

La nueva Ley consta de 60 artículos, repartidos en siete títulos más nueve disposiciones. Durante su tramitación, el Ejecutivo autonómico hizo especial hincapié en algunos aspectos del texto, como los referidos a las nuevas indicaciones o menciones de calidad, como el 'vino de finca'.

Esta mención se detalla en el artículo 35 de la normativa, donde se especifica que solo se podrá utilizar con vinos producidos enteramente en una misma explotación vitícola, desde la recogida de la uva al proceso de vinificación.

Además, se crea para vinos producidos al amparo de una indicación geográfica que, además, deberán estar expresamente reconocidos como tales en el pliego de condiciones de esta última.

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