Antonio Pérez Henares

PAISAJES Y PAISAJANES

Antonio Pérez Henares


La guerra de Yolanda

24/03/2023

La moción de censura concluyó como era obvio que iba a concluir. Al único que le venía bien era a Sánchez. Y así fue. Lo aprovechó con su ventajismo y falta de escrúpulos habitual. Ni una palabra más voy a añadir.
Pero si se ha producido una novedad. La escenificación de la maniobra de recambio de socio por la izquierda. El parlamento sirvió para el apadrinamiento de la operación de sustitución de Podemos, de Iglesias, Montero y Belarra por Yolanda Díaz e Íñigo Errejón, el Sumar ese que se va a presentar en unos días, aunque no este todavía conformado y tampoco se sepa muy bien de que va a ir excepto que se pretende que sea el socio-báculo del presidente para poder seguir siéndolo. Yolanda ha aceptado encantada el papel y los diferentes damnificados de las sucesivas purgas podemitas se han unido junto a la ensalada de siglas territoriales con mucho entusiasmo y devoción. Fue una declaración de guerra en toda regla. «Irene, tú a callar, porque desde ahora la única que va a hablar es Yolanda que es la ungida para estar a mi lado». Lo que no deja de tener un recochineo añadido, porque fue ella la que dejo ahí puesta Pablo Iglesias cuando se marchó. Desde luego muy satisfecho no debe de estar de su elección.
Hasta ahí todo lo orquestado por el sanchismo parece haber salido bien. Pero eso es algo que no tengo nada claro en cuanto a sus efectos posteriores. Empezando por la ahora ya inminente cita electoral. 'Matar' a Podemos o intentar dejarlo en cueros puede tener efectos de rebote letales para los propios urdidores de la operación. Eso sin contar que no es Iglesias de los que se deje sacrificar así por la buenas.
La jugada es, como poco, y aunque parezca de primeras una gran idea, peligrosa. Lo que puede estallar, si no es que no ha estallado ya, es una descarnada y feroz guerra y a muerte, pues a algunos les va la vida política en ello, y que acabe por tener un efecto perverso y demoledor. La división no ha sido nunca buena y menos en las urnas. Suponer que Podemos va a aceptar mansamente el ser fagocitado y ofrecer sumisamente el cuello es no conocer en absoluto ni a sus dirigentes ni los ADN de tales organizaciones. Ellos son quienes pueden empezar a ir a degüello. Y si para el 28 de mayo en lo que están es ya enzarzados en una guerra 'fraternal', las peores y más despiadadas, no sé qué efectos positivos va a tener para quienes ahora están tan contentos.
Porque la pretensión, a lo que parece, es desarbolar municipal y autonómicamente, que ya lo está bastante dicho sea de paso, a Podemos y que a partir de allí se produzca una fuga masiva de sus cuadros y bases hacia las tropas de Yolanda Díaz. Y eso se supone que será pan para mañana. ¿Pero y si lo que trae es hambre para hoy? ¿Y si resulta que hay lugares donde no se pasa el listón y se van desperdiciando votos que se quedan sin alcanzar las cuotas mínimas para obtener representación?
Sánchez y su protegida Yolanda salieron el miércoles contentísimos del Congreso. Irene Montero e Ione Belarra con un cabreo de mil diablos y Pablo Iglesias no se va a quedar quietecito. Les han declarado una guerra que habrá que ver como acaba. El núcleo duro del sanchismo cree que muy bien, que es una jugada maestra y un jaque mate al incomodo socio del que se quiere librar. Jaque sí que les han dado, pero lo de mate está por ver.