El Colegio María Inmaculada, próximo a su centenario

V.M.
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La institución surgió, gracias a la donación de Leocadia Peral y Navarro, para educar a los niños pobres de Albacete

Plano original de la ampliación del centro en los años 40. - Foto: Archivo Municipal

El Colegio María Inmaculada, una institución cercana a su centenario, ubicado en la esquina formada por las calles Marqués de Villores y Dionisio Guardiola, surgió a iniciativa de Leocadia Peral y Navarro, una benefactora y terrateniente local, «quien quería dejar una de sus fincas para sostener una obra de beneficencia: educar a 50 niños pobres de Albacete. Precisamente, en la imagen de arriba se aprecia un grupo de familias que se beneficiaban de la Gota de Leche, institución que también atendía la Congregación del centro, que no fue otra que la de las Hijas de la Caridad, siguiendo el consejo de Pedro Alcántara, párroco de Cehegín nacido en Hellín», tal y como recuerda la archivera municipal, Almudena Blaya Pascual.

«La Compañía de las Hijas de la Caridad -prosigue Blaya- es una congregación religiosa femenina fundada en 1633 por San Vicente de Paúl, con origen francés. En 1865 ya existía esta comunidad en Albacete, encargada de los enfermos del Hospital Provincial, y al año siguiente se harán cargo del Centro Benéfico Psíquico-Sanitario. También atendían el Internado, la Gota de Leche, el Hospicio y el Centro de San Raimundo para niños y niñas sin familia o con carencias, estos centros realizaban una importante labor de beneficencia en la ciudad».

Pero esta Congregación también realiza otra labor en Albacete, recuerda la archivera municipal, ya que «algunas de las hermanas, que se encargaban del Centro de San Raimundo y de la Residencia Geriátrica, comenzaron en los años 80 a trabajar en el barrio de La Milagrosa, donde se concentraba la población procedente del derribo del Cerrico de la Horca (actual La Estrella). Estas hermanas iniciaron en 1987 la Obra Social Margarita Naseau, que continúan hoy en día».

«Gracias a la donación de Doña Leocadia nace un pequeño colegio en la calle Tesifonte Gallego, mientras se buscaba el lugar adecuado para el establecimiento de esta institución educativa. Será en 1923 cuando se venda la finca de El Torcido y se compre el terreno donde se ubica actualmente. En un primer momento se denominará colegio de las francesas, debido al origen de la Congregación, pero desde 1939 se denominará María Inmaculada».

Durante la Guerra Civil tuvieron que abandonar el centro educativo, que fue utilizado como oficinas y como comedor por los brigadistas internacionales. También será local de acogida, estableciéndose una especie de hospital para los heridos.

Desvela Blaya que pasada la Guerra Civil, el centro sufrió una gran ampliación que incluyó la construcción de la iglesia que se encuentra adosada al edificio. «La licencia fue solicitada en agosto de 1942 por sor Josefina López Verde, superiora del Colegio, y será concedida en mayo de 1943, previa la autorización de la Delegación Provincial de Albacete de la Fiscalía de Vivienda. Los arquitectos encargados de redactar el proyecto fueron Rafael Martínez Higuera e Ignacio de Aldama, contando con Jesús García Alcañiz como aparejador. Será Agustín Morcillo, arquitecto municipal, quien supervisa el proyecto».

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