Iglesia: Estamos en el tiempo de la creación

Redacción
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Este periodo ecuménico daba comienzo el pasado 1 de septiembre con una jornada de oración mundial y terminará el próximo 4 de octubre con la fiesta de San Francisco

Imagen del interior de la catedral de la capital de Albacete repleta de fieles. - Foto: Rubén Serrallé

«Escucha la voz de la creación» es el lema y la invitación del Tiempo de la Creación de este año, que arrancaba el pasado día 1 con una jornada mundial de oración por el Cuidado de la Creación y finalizará el 4 de octubre en coincidencia con la fiesta de San Francisco.

«Es un momento especial -explica el Santo padre- para que todos los cristianos recemos y cuidemos juntos nuestra casa común» y «una oportunidad para cultivar nuestra conversión ecológica». Y puntualiza que esta conversión fue alentada por san Juan Pablo II como respuesta a la «catástrofe ecológica» anunciada por san Pablo VI ya en 1970, en su discurso con motivo del 25 aniversario de la FAO.

La Conferencia Episcopal se une a esta Jornada a través de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social. «Crisis energética, paz y cuidado de la creación» es el título que encabeza el texto que firman los obispos de esta Subcomisión en el que afirman: «Vivimos el Tiempo de la Creación en un contexto de conflicto bélico de gran repercusión en la vida de Europa y especialmente en Ucrania. Es el momento oportuno para renovar nuestra fe y nuestra oración, pues se ha puesto en cuestión la paz internacional y se están provocando graves daños a la casa común».

La guerra en Europa nos ha sorprendido a todos y ha puesto sobre la mesa la profunda interconexión entre la seguridad energética, el riesgo de un conflicto armado y el peligro de destrucción de toda forma de vida, que ya diagnosticó hace casi 60 años San Juan XXIII. Incluso, vuelven de nuevo amenazas y riesgos que parecían ya olvidados, pues en esta encrucijada emerge de nuevo con fuerza la 'cuestión nuclear', tanto en el caso del conflicto entre Rusia y Ucrania, como en otras partes del mundo.

La Carta encíclica Pacem in terris de San Juan XXIII hacía ya una llamada a «todos los hombres de buena voluntad» a no sembrar el miedo en la humanidad y a no destruir la vida, una llamada que, desgraciadamente, sigue siendo actual en un tiempo como el nuestro, marcado por la guerra y la degradación medioambiental:  «Los pueblos viven bajo un perpetuo temor, como si les estuviera amenazando una tempestad que en cualquier momento puede desencadenarse con ímpetu horrible. No les falta razón, porque las armas son un hecho». En la década de 1960 fue precisamente cuando emergió también la preocupación por la cuestión medioambiental; fue la época en la que las primeras voces científicas alertaron de la importancia del cuidado de la naturaleza y del profundo vínculo entre ese cuidado, la salud humana y la paz.

El Consejo Mundial de la Iglesias inició, poco después, la iniciativa ecuménica 'Justicia, Paz e Integridad de la Creación' con la que la Iglesia Católica, con el paso del tiempo, se ha identificado.

Hay una interdependencia evidente entre los atentados contra la paz y su incidencia en la casa común, en el orden de la Creación. Cuando ya estaba naciendo un cierto consenso para afrontar los problemas de fondo de la humanidad en el orden energético y en el orden alimentario, con la guerra se ha puesto en peligro el equilibrio en la disponibilidad de recursos alimentarios para numerosas poblaciones que dependen de los graneros sometidos a la violencia del conflicto y, sobre todo, están en riesgo alimentario importantes poblaciones de los países más pobres, pues son preferentemente esos países los que se están viendo especialmente afectados por las múltiples crisis sanitarias, geopolíticas y climáticas. 

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