El Albacete Basket cayó en Oviedo tras un partido espeso

Nacho Díaz (ADG)
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63
Oviedo Baloncesto
57
Bueno Arenas Albacete Basket
Finalizado
El equipo de David Varela perdió otro encuentro con un rival directo en el pabellón Pumarín

Víctor Ruiz intenta progresar con el balón durante el partido. - Foto: Julián Rus

Alimerka Oviedo Baloncesto: Peñarroya (16), Crouch (2), Pruitt, Oliver Arteaga (15) y Lecesne (11) -quinteto inicial- Comendador, Thorbjarnarson (7), Domenchec, Brown (4), Marc Martí (3) y González (5).

Bueno Arenas Albacete Basket: Blat (2), Knudsen (4), Raitanen (5), Aurrecoechea (10) y Víctor Ruiz (12) -quinteto inicial- Dimakopoulos (1), Mejías (7), Moreno (7), Santana (3) y Jacobs (6).

Árbitros: Franquesa Vázquez (Comité catalán), Olivares Bernabeu y Rodríguez Fernández (Comité madrileño). Sin eliminados.

Parciales: 27-13, 13-17 (40-30) (descanso) 11-19 (51-49), 12-8 (63-57)

Polideportivo Municipal de Pumarín. 1.200 espectadores

El Bueno Arenas Albacete Basket dio un paso hacia el precipicio tras caer derrotado en Pumarín ante un Alimerka Oviedo Baloncesto que se tomó cumplida revancha de lo vivido en la primera vuelta. Una cita, entre dos rivales directos, en la que los chicos de David Varela fueron siempre a remolque después de un primer cuarto para olvidar que dejó contra las cuerdas a la escuadra albaceteña, que se repuso de estar 17 puntos abajo en el marcador hasta, incluso, disponer de varias oportunidades para empatar.

No pudo empezar peor el desastroso primer cuarto realizado por el conjunto manchego. La primera unidad del conjunto ovetense salió mucho más precisa que un Albacete que vivió siempre a la expectativa. Bajo ese decorado mostraron su mejor versión Peñarroya y Arteaga. El primero se encargó de castigar cada desajuste rival mientras que el veterano interior ejerció su influencia en todas las facetas del juego. Nada que ver con la falta de ideas en ataque y la fragilidad en defensa mostrada por los muchachos de Varela. Ni siquiera las buenas maneras de Aurrecoechea sirvieron para frenar una hemorragia que llevó al Bueno Arenas a verse doblado en el tanteador después de un triple inverosímil del propio Peñarroya (22-10, min. 9). Por si fuera poco, y como a perro flaco todo son pulgas, la temprana lesión de Knudsen supuso un mazazo de muy difícil digestión.

Con el paso de los minutos, el Albacete Basket consiguió corregir algunos de sus males para meterse en la pelea. Canasta a canasta, con la defensa como prioridad, un parcial 6-11 liderado por Jacobs llevó a sus compañeros a bajar de la barrera mental de los diez tantos de diferencia a falta de poco más de tres minutos para el paso por los vestuarios. Fueron, sin duda, los mejores momentos de un equipo que se aferró al parqué como único medio de supervivencia en la capital asturiana.

Con el escolta estadounidense en estado de gracia, el Oviedo se cargó muy rápido de faltas en un tercer cuarto que confirmó la notable mejoría albaceteña gracias a un triple de Raitanen (44-40, min. 24). Un instante decisivo en el que el conjunto de Trifón Poch se encomendó a un muy inspirado Peñarroya con el objetivo de mantener su ventaja hasta el cuarto decisivo.

Diez últimos minutos con los nervios y las necesidades a flor de piel como demostró el carrusel de fallos visto en ambas canastas. Pese a tener varias oportunidades para firmar las tablas, los pupilos de David Varela siguieron a rueda del cuadro ovetense sin conseguir emparejarse en el marcador, en gran medida por querer ganar batallas individuales de los que nunca  salieron bien parados. Lejos de lograr el objetivo, Thorbjarnarson se cargó de responsabilidad para anotar cinco tantos casi consecutivos que dejaron el pulso sentenciado (60-51, min. 37). Desde ahí hasta el final, los protagonistas se enzarzaron en un correcalles que, además de exponer las razones por las que ambos viajan en el vagón de cola, solo sirvió para prolongar la agonía de un Albacete Basket que llegó muy tarde a su cita en Oviedo.