La Junta trató 1.300 hectáreas de los montes de Albacete

I.M.
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En estos momentos están actuando con sus tratamientos selvícolas y con 250 personas a diario en el campo en 23 municipios, sobre todo, serranos y en La Manchuela

Un equipo de bomberos forestales. - Foto: Jccm

La última campaña de extinción de incendios de la Junta, como es conocido,  se cerraba  al pasado 30 de septiembre con casi 800 hectáreas quemadas desde el 1 de junio en esta  provincia, de las que 558 eran hectáreas en masa forestal y 192 hectáreas en zona agrícolas, repartidas en esos cuatro meses  entre 65 siniestros, 53 de ellos extinguidos en fase de conato, y los otros, 12 como incendios. No obstante, si bien es en verano cuando más se quema el monte,  cuando hay más incendios  que sofocar, lo cierto es, dice la delegada provincial de Desarrollo Sostenible, Llanos Valero, «que los incendios se apagan en invierno porque es gracias al trabajo que estamos haciendo ahora cómo estamos preparando el monte, en definitiva, para que evitar que se queme». 

 El trabajo al que se refiere Llanos Valero se lleva a cabo en  los ocho meses restantes del año a cargo de 22 cuadrillas, cada una de ellas, formadas por entre 12 y 15 personas, y que generalmente vienen a ser en su mayoría las mismas personas que luego conformaran en la campaña de verano los retenes de la lucha contra incendios. 

 Son en total 304 las personas cuyo menester en esta provincia es llevar a cabo los conocidos como tratamientos selvícolas, de los que, no obstante,  a diario pueden estar en el campo unas 250, indica Llanos Valero.  Este personal de Geacam será el  encargado  tanto de preparar las áreas de contención de un incendio como pueden ser las carreteras, los caminos, los viales o los  corta fuegos, como de proteger las infraestructuras cercanas a los núcleos de población, sean en municipio o en pedanía, y  las zonas industriales,  así como de limpiar  las conocidas como áreas estratégicas, aquellas  áreas que tienen una elevada carga de combustible sea porque tiene muchos árboles,  o porque tienen mucho matorral o mucha hierba baja.

Este año, pese al parón del Covid, sin embargo ya se llevan trabajando en tratamientos selvícolas  sobre 1.300 hectáreas de campo, en otros años en los que no había una pandemia se podía llegar, señala la delegada provincial de Desarrollo Sostenible, a las 2.000.

Un tratamiento selvícola es aquel que permite favorecer la regeneración forestal pero también eliminar el estrato arbustivo y disminuir el riesgo de incendios, valiéndose para ello de diferentes acciones como, por un lado, las quemas prescritas del combustible bajo y  más cercano al suelo y que, con la participación de la Universidad  regional y de personal técnico de la Junta especializado en incendios, ya se han hecho por ejemplo, en 25 hectáreas. Y por otro, las podas de las ramas, el clareo en las zonas de gran densidad de pinos,  por ejemplo,  y el desbroce de matorral y planta baja.   Luego está  el acordonado de ramas y la eliminación de los restos generados bien mediante trituración con maquinaría o  con su quema o bien, si son de pino, mediante, por ejemplo, su traslado a los municipios próximos para ser usados por sus vecinos como leña en sus hogares, apunta Llanos Valero . 

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