La atalaya de la provincia

A.M.
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Peñascosa es uno de los lugares de referencia de los campamentos de verano para scouts y colonias

Vista de Peñascosa. - Foto: R.S.

Como un sueño de la infancia/ hoy te sigo recordando,/ a tus noches y sus albas/ siempre las sigo soñando./ (...) Hoy regreso hasta tus calles/ al encuentro de sus gentes,/ laberinto de ilusiones/ de mi sueño adolescentes. Son parte de los versos de Peñascosa. Como un sueño, un poema de Ramón Segura Hidalgo, nacido en Peñascosa hace 78 años, cuyo nombre bautiza la Casa de la Cultura de la localidad, donde dirige un Aula de Literatura cada año.

Ramón siente pasión por su pueblo. La misma que se le puede atribuir a Pilar Sepúlveda, trabajadora en el Ayuntamiento de Peñascosa donde se encarga, entre otras laborles, de la biblioteca de la localidad.

Les falta tiempo para presumir de que Peñascosa es el pueblo más alto de la provincia de Albacete, de ahí que muchos la califiquen como la Corona de la Sierra.

Tal y como relatan en su guía turística, Peñascosa forma parte de una rica historia por haber pertenecido desde sus orígenes a la ciudad de Alcaraz, de la que se independizó hacia 1850. Hoy presenta una imagen urbana de pueblo tranquilo y sereno, donde sus habitantes cuentan con consultorio médico, farmacia, supermercado, panadería, estanco y hasta tres establecimientos hosteleros, un buen número si se tiene en cuenta que en invierno apenas habitan un centenar de personas: «En verano la imagen del pueblo cambia radicalmente, la población se llega a triplicar», cuenta Pilar Sepúlveda, que de Peñascosa destaca su «entorno natural» y su tranquilidad:«Sales de tu casa y no hay coches, ni ruido, ni atascos... Aquí da gusto vivir».

Ramón, oficial del Ejército del Aire jubilado, solía pasar los inviernos en Albacete y los veranos en su pueblo natal, pero decidió junto a su mujer pasar el confinamiento en esta zona rural y ahí continúan todavía:«No tiene nada que ver cómo se vive la pandemia en la capital a cómo la vivimos en los pueblos», dice.

En Peñascosa puede ocurrir cualquier cosa. Lugar de referencia para muchos niños y jóvenes por los tres campamentos que gestiona su Ayuntamiento, en uno de sus solares se puede divisar una caravana en la que desde hace dos años vive un ciudadano alemán que se quedó encantado con el lugar.

La longevidad es sorprendente en Peñascosa, quizá por los aires serranos, quizá por su buena despensa o por ambas a la vez. Amada Rodríguez es una buena muestra de ello, pues a sus 93 años vive sola y se defiende a la perfección. «Aquí la gran mayoría de los peñascoseros superan los 70 años, no tenemos familias jóvenes que nos garanticen el rejuvenecimiento de la población», dice la bibliotecaria. Paseando por Peñascosa se conserva, en el mismo casco urbano, el panteón de la familia de Samuel Flores, constructores de la primera iglesia del municipio. Fue hacia el año 1796 cuando la familia se asentó en Peñascosa con intención de dedicarse a la cría de ganado lanar, cabrío y especialmente de toros bravos. La familia Flores comenzó a comprar grandes extensiones de campo para llevar a cabo el negocio ganadero y la explotación agropecuaria. De hecho, el primer alcalde de Peñascosa se llamó Ramón Flores Flores según consta en la firma del legajo 573 del Archivo Municipal de Alcaraz de 1851, donde también aparece el sello de la Alcaldía Constitucional de Peñascosa, a quien le otorgaron las aldeas de Arteaga, Burrueco, Cañada Seca, Carboneras, Cerroblanco, Fuenlabrada, Zorío, Pesebre y numerosas casas de labor y cortijadas.

Tras el panteón de la familia Flores se encuentra un antiguo cementerio, donde continúa inhumados los restos de la familia Molina.

Peñascosa contaba en los años 60 con más de 3.300 vecinos. Hoy, su censo, con aldeas incluidas, no supera los 335 empadronados. «Ha bajado muchísimo la población juvenil e infantil», reconoce Pilar, que tiene un hijo de 19 años estudiando en Albcete y otro de 14 que cada día acude al instituto de Alcaraz. «El pequeño se siente bien aquí, hay una pandilla de cinco chavales de su edad y se juntan a diario».

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