«Me he sentido y me siento un nazareno»

Antonio Díaz
-

El Teatro Circo de puso en pie solo hace unos días, durante el pregón de Semana Santa de Albacete, con un caluroso aplauso para rendir homenaje a Juan José Sánchez Romero

Juan José Sánchez Romero. - Foto: Rubén Serrallé.

El Teatro Circo de puso en pie solo hace unos días, durante el pregón de Semana Santa de Albacete, con un caluroso aplauso para rendir homenaje a Juan José Sánchez Romero, hasta hace poco más de un mes presidente de la Cofradía Nuestro Padre Jesús Nazareno, aunque también desempeñó otros cargos de responsabilidad en la Semana Santa de Albacete. Él, policía nacional y enfermero ya retirado, es un auténtico estudioso de la Semana de Pasión y es muy habitual que pidan su colaboración, bien para datos de una tesis doctoral o para una revista. Siempre dispuesto a apoyar, se siente, simplemente como un cofrade. Después de dos años muy duros por el Covid y la ausencia de desfiles valoró esta vuelta de la tradición, aunque confesaba su dolor por las ausencias.

¿Cómo vivió ese reconocimiento del mundo de la Semana Santa en el Teatro Circo?

Fue, sin duda alguna, un acto muy entrañable y emotivo. Digo emotivo porque no me lo esperaba y no pude reprimir las lágrimas al ver el Teatro Circo en pie, con esa ovación, por algo que yo he hecho con una verdadera satisfacción. Es verdad que he trabajado mucho por la Semana Santa, aunque podía haber hecho más, pero lo hice siempre disfrutando y que aún encima, el pleno de la Junta de Cofradías acuerde hacerme este reconocimiento público, la verdad es que a mí me emocionó, de tal manera que no pude ni hablar, era mi corazón el que estaba y está con todas las cofradías de Albacete y fue un momento inolvidable que viví. Para sentirlo hay que vivirlo, como les decía muchas veces a mis compañeros cofrades, cuando me preguntaban cómo era y cómo hacíamos la Semana Santa hace 30 años, y les confirmaba que no lo puedes imaginar, hay que verlo para sentirlo. Evidentemente, lo que yo sentí se quedó dentro de mi corazón, no pude articular una palabra  y a veces, digamos la mejor palabra es la que no se dice. Me quedé en silencio, me llevé la mano al corazón porque siempre me he sentido y me siento un nazareno, con independencia de los cargos que he podido ostentar en mi vida como cofrade. Ha sido, sin duda, uno de los momentos más emotivos de mi vida. 

¿Cuántos años ligado a la Semana Santa de Albacete?

Pues toda la vida. Yo vivía en la calle Calderón de la Barca, donde  pasaba la procesión que venía desde San Juan. En mi infancia las calles se embarraban muchísimo y recuerdo que cuando llegaba la Semana Santa era algo especial, porque la calle Tejares y Calderón de la Barca se preparaban para que los pasos rodasen sin dificultad y nosotros, los niños jugábamos con lo que nos parecía reseñable, veíamos las procesiones, sobre todo la de Viernes Santo y de ahí nació mi deseo de pertenecer algún día a la Semana Santa. 

Y lo hizo...

Verás, mi familia, económicamente no se podía permitir comprarme una túnica, así que un buen día me fui a la parroquia de El Buen Pastor, porque nos ofrecían salir con los trajes de los cruzados, una túnica blanca con una cruz en el pecho, el problema es que tenías que saber tocar el tambor, porque incluso te hacían una prueba, así que nosotros, aprovechábamos que Adolfo Flores tenía una tienda de ultramarinos y nos daba todas las latas grandes vacías para hacernos tambores, atándoles unas cuerdas y, normalmente, incorporábamos un trono, utilizando una puerta y salíamos los chiquillos en procesión, eso sería a finales de los años 50 o principios de los 60. Creo que en la Universidad Popular se conserva alguna fotografía de esto y tengo que pasarme. 

¿En esos años se inscribió en los Cruzados?

Efectivamente, allí estaba don José Baeza Espadas, un sacerdote muy trabajador y, como tenía túnicas de sobra, nos las cedió, pero nunca llegué a vestir de cruzado, como era de los más pequeños, salí vestido con un casco plateado y una lanza, en 1960 y ahí estuve hasta 1962. Este sacerdote nos involucró en la parroquia de El Buen Pastor, que estaba frente al Puente Madera y la prisión provincial. Don José lo que hacía era una tarea evangelizadora y nos implicó en la asistencia a los enfermos, normalmente los sábados y los domingos, y me gustaba mucho, de alguna manera me marcó. Me di cuenta que efectivamente, allí había otra cara de Dios, muchas veces no hace falta que tú mires al cielo para ver a Dios, lo puedes encontrar en una persona. Ver el trabajo constante que hacía Don José, me impresionó. 

¿Cuando participó como cofrade?

En 1971, porque un amigo, Miguel Callejas, salía en la Cofradía de los Escolapios y como no pudo salir ese año, me dejó la túnica. Participé con la Cofradía del Mayor Dolor. La Semana Santa la llevaba dentro y me incorporé al servicio militar en 1973 y, estando ahí aprobé las oposiciones para la Policía,  me licencié a finales de junio de 1974 y me incorporé el 1 de septiembre a la Academia de la Policía, con prácticas en Madrid, en abril, donde pasé a Ibiza, donde estuve hasta octubre de 1980. Salió una plaza de Ayudante Técnico Sanitario en Granada, de los años más felices de mi vida. A pesar de estar en sitios tan bonitos, donde tengo parte de mi corazón, lo que más me gusta es Albacete y cuando hice la oposición de sargento, regresé en enero de 1983.

¿Retomó su participación en la Semana Santa local?

Llegué en enero de 1983 y me incorporé a la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, porque uno de mis familiares salía, Ramiro Cifuentes, y hasta hoy. 

¿Comenzó a asumir otra serie de responsabilidades?

Ten en cuenta que en el Pleno de las Cofradías en esa época lo constituían los presidentes, pero como algunos eran mayores, iban acompañados por sus vicepresidentes, hasta que el Pleno se constituyó por presidentes y vicepresidentes. Nadie quería ser presidente, por cierto y a mí, lo que siempre me ha gustado ha sido colaborar con la Semana Santa.

Efectivamente, a mí me eligieron presidente de Nuestro Padre Jesús Nazareno en diciembre de 1996 y he permanecido en el cargo hasta hace un mes, aunque ya había anunciado hace tiempo que tenía que dejar la presidencia. Ya tenía delegadas muchas funciones porque siempre me ha acompañado gente que sabía lo que tenía que hacer. Bueno, como te decía, tenía que dejarlo y el 23 de enero se eligió como nueva presidenta de la Cofradía a  María Teresa Cifuentes Romero.

También tuvo responsabilidades en la presidencia de la Junta de Cofradías de Albacete.

Lo importante es que tú te sientas cofrade, porque los cargos, son cargas. Yo accedí a la presidencia de mi Cofradía el 15 de diciembre de 1996, Julio Ibáñez Herreros era el presidente al que sucedí, era una persona muy bondadosa, un gran presidente y muy inteligente, que además presidió la Junta de Cofradías. En agosto de 1997, pocos meses después, me proclamaron presidente de la Junta de Cofradías, por unanimidad. Tampoco quería ser presidente y si acepté el cargo fue porque el propio consiliario el que me propuso y no hubo nadie que se opusiera al  nombramiento. Desde ese momento todos actuamos como si fuésemos una sola cofradía e intente hacer más grande nuestra Semana Santa, porque estábamos para ayudarnos. En el cargo estuve hasta 2003, en septiembre se convocaron las elecciones y salió mi primo, Francisco Romero, que era vicepresidente primero de mi Cofradía.  

¿Qué piensa cuando dicen que cualquiera  que quiera saber algún detalle de la Semana Santa de Albacete, es usted la referencia?

Bueno, eso lo hacen como un elogio. No es que yo sepa más de las cofradías que nadie. A mí, lo que siempre me ha interesado realmente son nuestros orígenes como Semana Santa. Desgraciadamente, hay pocos historiadores que se han interesado. Ya me gustaría a mí que hubiese más estudiosos, que se hiciesen tesis doctorales. La documentación que he encontrado me ha supuesto más de 20 años de trabajo y todo está a disposición de todos los cofrades y estudiosos.