La cúpula de la 'Catedral' luce como en su origen

A.G
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Concluyeron los trabajos de restauración en la bóveda de la emblemática iglesia de Alborea, con los que se recuperaron los colores primigenios y se solventaron problemas estructurales

La cúpula de la ‘Catedral’ luce como en su origen - Foto: Rubén Serrallé

Cuando la provincia cumpla los requisitos para seguir las fases de desescalada, la Iglesia de Nuestra Señora de la Natividad volverá a celebrar oficios religiosos. Así, en próximas fechas, los asistentes se encontrarán con una imagen bien distinta del interior de la cúpula de la conocida como Catedral de La Manchuela, ya que hace unos días concluyeron los trabajos de restauración en esa alta bóveda.

Según explican quienes ya la han visto, destaca la sensación de amplitud al recuperar los colores originales, eliminando daños por humedades y diversas capas pictóricas añadidas durante el siglo XX.

Así lo detalla Eva María Cueco, una de las integrantes del equipo de restauración de la empresa Contrafforte, en el que también participaron Marcos Roca, Carmen Gómez y Eva Montesinos, bajo la dirección facultativa de Jesús Corroto y la supervisión de Teresa Rico, jefa del servicio de Patrimonio en Albacete.

La restauradora destacaba que el equipo quedó muy satisfecho con el trabajo, ya que «se han eliminado las humedades y goteras, consolidado la cúpula y recuperado la belleza y la colorimetría original para lo cual fue diseñada». Con ello, se recupera «la luminosidad y el espacio, conservándose este magnifico monumento para el disfrute de las generaciones futuras, con una perfecta cooperación de estamentos oficiales, Obispado, dirección técnica y empresa».

La intervención partía con una situación compleja, ya que «la decoración original de la cúpula se encontraba en muy mal estado» y había «humedades, goteras, salitres y peligro de caída de elementos sobre los feligreses y visitantes con pérdida de más del 30% de estucos venecianos, revocos y rocallas, todo ello camuflado por repintes en azules y ocres pintados al temple». Para solventarlo, siempre con el visto bueno de Patrimonio y Obispado, «en una intervención de urgencia se repararon las goteras existentes en la cúpula y cubierta de teja árabe». Después se afrontó el trabajo de «consolidación de los paramentos y elementos con peligro de desprendimiento, limpieza de repintes no originales, reposición de estucos perdidos y recuperación de la policromía original».

Fueron, en total, 23 meses de trabajo previo y tres de intervención en el templo, con unas obras que se vieron ligeramente retrasadas en las dos semanas de cese de actividades no esenciales, pero que pudieron proseguir al contar la empresa con todo el material de protección necesario.

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