A toque de tambor

Ana Martínez
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Tobarra, que goza de una agricultura rica en producción que necesita mano de obra, tiene en el tambor su aliado para impulsar el sector del turismo durante todo el año

Iglesia de la Purísima, sede del Museo del Tambor. - Foto: José Miguel Esparcia

Tobarra es una localidad que se identifica por la vega de la huerta. Término rodeado por manantiales y un clima mediterráneo, la convirtieron en tierra de cultivo del albaricoque Moniquí, aunque en las últimas décadas, las grandes empresas han fagocitado el terreno a los pequeños agricultores tobarreños y pocos son los que continúan con el oficio ante el escaso relevo generacional. «Tobarra es el mejor pueblo del mundo, la vida en este sitio es muy agradable», dice José Manuel Vizcaíno, un agricultor de 63 años, que a pesar de haber estudiado Magisterio en Valencia, decidió regresar a su pueblo al comprender que el medio rural, frente a las grandes ciudades, «es tremendamente cómodo», al tiempo que «puedes disfrutar de una calidad de vida que no tienen las ciudades».

Con 7.691 habitantes empadronados a 1 de enero de 2021, apenas ha perdido 500 residentes en la última década, gracias a la cercanía que mantiene tanto con Albacete capital como con Murcia. Sin embargo, «echamos de menos ciertos servicios, especialmente en lo que a ocio se refiere», apunta José Antonio Paterna, un hostelero de 55 años que conoce muy bien el casco urbano tobarreño, así como sus seis pedanías, Sierra, Cordovilla y Santiago de Mora, las más habitadas.

La plaza de España, popularmente denominada plaza del Ayuntamiento o de la Iglesia -en función del gusto-, es el epicentro del casco urbano tobarreño. En ella destaca el Monumento al Nazareno, inaugurado en el año 2011, una obra con dos figuras, un agarraor adulto, en homenaje a los costaleros de Semana Santa, y una niña nazarena que interactúan acercando sus manos, como alegoría al traspaso del testigo de esta tradición tan arraigada y tan tobarreña. «A mí me gusta mucho», admite José Antonio, que afirma que no hay una seña de identidad tan enraizada en la localidad como la Semana Santa. Y no es de extrañar, porque sus calles, aún silentes, giran en torno a esta celebración religiosa y a lo que supone para Tobarra que, recordemos, inaugura sus 104 horas de tambor el Miércoles Santo con la tamborada infantil que organizan los centros educativos.

En la mencionada Plaza de España se encuentra uno de los templos donde, precisamente, acontecen la mayoría de actos y momentos clave de la Semana de Pasión que Tobarra inaugura este mismo domingo: se trata de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, un templo construido entre los años 1546 y 1616, en el que conviven los estilos gótico y renacentista. Un edificio eclesiástico compuesto por una gran nave central, de planta rectangular con cabecera poligonal, con bóvedas de crucería gótica y capillas laterales, que fue remodelada recientemente gracias al empeño de su párroco Antonio Pérez Rivero. Desde esta parroquia parten y regresan todos los desfiles procesionales de Tobarra y aunque cada uno de sus vecinos siente su particular devoción por su cofradía o hermandad -un total de 15-, en la localidad existe mucho fervor y veneración por las tallas de Nuestro Padre Jesús Nazareno y por La Dolorosa, atribuida a Francisco Salzillo.

En esta parte del casco urbano fue donde comenzó la vida de este pueblo. Ahí se encuentra las dos zonas más antiguas de la localidad conocidas como El Portachuelo y Castillejos, de las que parte la calle Mayor, una de las arterias principales del casco viejo que desemboca en la avenida de la Constitución. En ella se localiza la Casa Consistorial y los servicios administrativos como juzgado, Campos de Hellín, Policía Local, Centro de la Mujer y, más adelante, el Museo del Tambor, ubicado en la iglesia de la Purísima, una construcción del siglo XVII con una interesante muestra de pintura popular. El museo fue fundado en 1984, cuenta con una muestra de más de 50 tambores y en la actualidad permanece cerrado por una intervención de restauración.

Las oportunidades laborales que ofrece Tobarra, «reflejo de la sociedad española», observa José Antonio Paterna, son muchas y, a la vez, muy pocas. A pesar de su ubicación geográfica sobre el nudo entre Levante, Andalucía y Castilla-La Mancha, su escasa industrialización no genera puestos de trabajo pero, como advierte José Manuel Vizcaíno, «faltan profesionales de la construcción, electricistas, fontaneros, mano de obra en la agricultura…, cualquier persona podría venirse a vivir a Tobarra para emprender en cualquier oficio porque hay escasez de todo», insiste, a lo que José Antonio añade: «Los jóvenes tienen que irse porque no hay empleabilidad en la industria y no quieren dedicarse al campo; lo que hace falta es un mayor impulso a la formación profesional en los pueblos».

En estos momento, Tobarra cuenta con guardería, un centro infantil privado, dos colegios de Infantil y Primaria e instituto con Bachillerato incluido. «El punto de inflexión es cuando los jóvenes se van a estudiar a la universidad», subraya José Manuel, que asegura que si de emprendimiento se habla, en Tobarra triunfa el sector Servicios. No obstante, «la hostelería ha caído mucho, pero es cierto que no funciona mal, sobre todo los fines de semana y en fiestas», subraya José Antonio, gran conocedor del sector, que insiste en que otra oferta de ocio en Tobarra «es posible».

La localidad está dividida en tres barrios:la plaza, San Antón y San Roque, en cuya antigua iglesia se encuentra hoy la sede de la Sociedad Unión Musical Santa Cecilia.  Y en la Avenida de la Constitución, centro del sector Servicios, se adivina el Monumento al Tambor, una escultura de cinco metros de altura y siete de base, que se inauguró en marzo de 1995. El monumento representa la evolución del instrumento protagonista de la tamborada tobarreña, declarada de Interés Turístico Nacional y, junto con la Semana Santa, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad desde 2018. «Hay que generar producto para que venga más turismo a Tobarra; tenemos el tambor, pero no se pone en valor a lo largo del año, solo en Semana Santa», considera José Antonio, que junto a José Manuel destaca también el antiguo convento de los Franciscanos de San José, hoy sede de la Federación de Cofradías y Hermandades de la Semana Santa.

Al margen de esta tradición religiosa, Tobarra disfruta de otras fiestas patronales como las del Cristo de la Antigua y la Virgen de la Encarnación, que se celebran en mayo, las fiestas de San Roque y de la Virgen de la Asunción, marcadas en el calendario lúdico para el 16 de agosto, así como otras fiestas tradicionales como las fritillas con chocolate en San Reventón, martes de Carnaval;la mona el Lunes de Pascua o la popular paloma con carretillas y pujas de San Antón.

Hoy, Domingo de Ramos, Tobarra se despierta ya con el gusanillo de los palillos y el tambor, a la espera de que dentro de tres días se rompa el silencio con los auténticos toques tobarreños: el zapatata, el pliquitiplí o el melohantentao.