Antonio García

Antonio García


Belmonte/Landaluce

22/11/2021

El que decidió etiquetar Sobre nosotras, sobre nada como novela seguro que lo hizo para estar a tono con el libro, un rasgo añadido al humor de Belmonte y Landaluce, que han escrito el libro a cuatro manos, dos menos que las de Carmen Mola y dando la cara, sin ocultar qué manos son de una y de otra. Entre las dos puede haber simbiosis pero no hasta el punto de confundir sus estilos, tan distinguibles como el rubio y el moreno de Zipi y Zape. Dos generaciones diferentes unidas por el amor a las series de televisión, a los perros, a la literatura y al humor, sobre todo al humor, la sana actitud de no tomarse nada en serio, ni siquiera el trance de la muerte. Somos lo que comemos, y en el caso de este par de dos lo que han visto en la tele, Espacio 1999 o la última serie de Netflix. Charles Dickens transita por aquí con la misma naturalidad que Lucecita. Belmonte es la mejor columnista de España, con permiso de Carmen Rigalt -que acaba de publicar unas divertidísimas y estremecedoras memorias-, pero no hubiera dado el salto al libro sin el empujón de su amiga. Landaluce puede historiar alguno de sus noviazgos, Belmonte no suelta prenda ni sobre su edad aunque vaya dejando pistas -Locomotoro- que ni así nos cuadran. La vanidad no está entre sus etiquetas, pero sí un exquisito pudor y una misantropía de buena cara. Rarísimo es en los tiempos que corren encontrar un libro -más si está escrito por mujeres- que no reivindique nada. Llámese a esto frivolidad o no, es el tipo de literatura que uno prefiere, Chesterton antes que Unamuno, Alfonso Paso antes que Shakespeare. La duda que tengo no es sobre el género, sino dónde colocarlo en la biblioteca, si al lado de Benet o de Lampedusa.