Pilar Gómez

MIS RAZONES

Pilar Gómez


El presidente de los pobres

26/09/2022

Suspendida ya la campaña de arremeter contra Núñez Feijóo, todo un mes de agosto lanzándole insultos, reproches, ataques estériles, toca cambiar el ritmo y profundizar en la senda del populismo iniciada hace ya unas semanas. Pedro Sánchez pretende pescar en el estanque morado y arrebatarle a Podemos los pocos votantes que le quedan. Para ello se ha disfrazado de Robin Hood, pasa el tiempo clamando contra los ricos y prometiendo felicidad a los pobres. Una estrategia muy chusca y pobretona que no tiene mucho recorrido. En especial cuando el PP, ahora bien organizado con ideas, da un paso al frente y Juanma Moreno mediante, lanza una campaña contra los impuestos de las que hacen mella. Se acabó el impuesto del patrimonio en Andalucía, ese tributo corsario que obliga a pagar dos veces por un bien. Tras Andalucía vino Murcia, Galicia y hasta el País Vasco se sumó a la campaña anunciando una deflactación del IRPF, algo que el Gobierno central no quiere ver ni en pintura.
Respondió de mala manera el Ministerio de Hacienda con un 'impuesto a los ricos' algo improvisado, sin fechas, montante, previsiones. Nada de nada. La ministra María Jesús Montero era incapaz de explicar siquiera una o dos líneas maestras de la iniciativa. Imposible este empeño puesto que se trata de una respuesta sacada a las prisas para intentar tapar la excelente acogida a la medida del PP. Bajar impuestos suena siempre mucho mejor que subirlos. Por más que luego se añade 'a los ricos', algo que suena de lejos a propaganda estéril y facilona. 
Sánchez va a pregonar lo del gobierno defensor de la 'clase media trabajadora' de aquí a las elecciones de mayo. Tiene un problema. La clase media no lo puede ni ver. En esa clase media, por ejemplo, figuran los tres millones de autónomos que se sienten preteridos, maltratados, saqueados y acogotados a cargas e impuestos. Sánchez quizás logre reclutar algunos votos de los desencantados de Podemos, un partido que cada día que pasa muestra más sus entrañas de formación en manos de una pandilla de aprendices, obnubilados por ideas de adolescente sin lecturas. y engolosinados con cargos, secretarias, asesores y sueldazos de impresión.
La estrategia de Sánchez disfrazado de madre Teresa de los pobres se desmorona a la que aparece subido en el Falcon y regalando en Nueva York sabrosas cantidades a fundaciones cuyo nombre desconocemos al objeto de preparar su futuro en algún cargo internacional. Alguien debería decirle a Sánchez que ese es el camino más directo hacia el precipicio.