Hurtado da una lección de tauromaquia

Antonio Díaz
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El periodista de 'Tendido Cero' de 'Televisión Española' ofrece una visión, desde el punto de vista de su profesión, sin olvidar su pasión por la Fiesta y su gran conocimiento de los toreros y afición local

Un momento de la intervención del pregonero, Javier Hurtado, en el Teatro Circo. - Foto: Arturo Pérez

El Teatro Circo acogió el pregón taurino, antesala de la Feria del reencuentro. En un teatro, con una muy buena entrada, el periodista Javier Hurtado, palentino de nacimiento, madrileño de adopción, ligado a Tendido Cero, a Televisión Española, gran conocedor de la afición albacetense, habitual en la Feria, se encargó de ofrecer una auténtica lección de tauromaquia. 

En un acto que se abrió con música, con Pan y Toros, a cargo de la Unión Musical Ciudad de Albacete, dirigida por Alberto Nevado, fue el periodista Pedro Belmonte el encargado de conducir el pregón, que tuvo palabras de recuerdo para Pedro Martínez Pedrés, Manuel Amador, Antonio Rojas, Francisco Antuñedo Tomatito y Ramón Ortiz.

No podían faltar las intervenciones de la autoridades, el vicealcalde y concejal de Asuntos Taurinos y Cultura, Vicente Casañ, y el alcalde de Albacete, Emilio Sáez, así como un sencillo acto en el que el Ayuntamiento de la capital entregó un recuerdo al pregonero, Javier Hurtado, y qué mejor que una navaja de Albacete.

Dijo Emilio Sáez que «hoy comenzamos la Feria del reencuentro con un magnífico pregonero, Javier Hurtado. Desde mi punto de vista, esta Feria va a ser especial, vamos a tener en el recuerdo a todos los que se han ido por la pandemia pero, sobre todo, será la Feria de la felicidad, del reencuentro, con una Feria Taurina especial, ojalá que con tardes de gloria y que se abra la puerta grande».

La velada del Teatro Circo  deparó varias sorpresas más, ya que fue otro buen amigo de Javier Hurtado, Paco Jiménez, el que se encargó de decir a los espectadores quién es este periodista, a nivel humano y profesional, destacando que es un gran conocedor del campo bravo, de las grandes ferias y, por supuesto, de la de Albacete, de sus toreros y su afición.

Tras la intervención de Paco Jiménez, unos versos del gran poeta Ismael Belmonte sirvieron para dar la entrada al pregonero, Javier Hurtado, que ofreció un gran lección de tauromaquia, desde el punto de vista periodístico, destacando que «la Feria Taurina de Albacete, para el que lo desconozca, es la gran Feria de septiembre de la temporada española, de segunda categoría, sí, pero con los ropajes de las plazas de primera».

 Habló de esa categoría que la hace de primera, por la oferta de la actual empresa Casas-Amador, 10 de abono. Valoró la «especificidad», del toro que sale al ruedo y más aún, por la autoridad presidencial y todo lo que rodea al festejo en sí y subrayó que «tienen ustedes motivos de sobra para estar orgullosos de su plaza, de su Feria y, aunque es muy pronto para los vítores -dijo-, permítanme la licencia: Olé por Albacete y la Feria de la Virgen de Los Llanos».

Fue hablando de su afición, «que empezó en la niñez, en el seno familiar» y fue desglosando cómo se concretó con el paso de los años y «el cuelgue comenzó con el embeleso por el toro, que es el pilar de sustentación del edificio de la tauromaquia, porque siempre ha hecho fiesta por sí solo, los otros dos pilares son el torero y el público».

Ese conocimiento de la historia de la tauromaquia siguió con el análisis de las grandes cuestiones del toreo, del toro a los encastes, las ganaderías y ganaderos, con sus percepciones sobre este arte y la transmutación del toro bravo, hasta llegar a las corrientes de opinión sobre torismo y torerismo. Planteó distintos puntos de vista sobre el toreo como lidia y sus figuras y en ese repaso de la historia sonaron los ecos de los albacetenses, como Chicuelo II o Pedrés, Manuel Amador padre, Juan Luis Rodríguez, Pepe Osuna, Antonio Rojas, Gregorio Tébar El Inclusero o José Gómez Cabañero. 

El secreto del temple. Apuntó que en las décadas de los 70, 80, y después en los 90, «fue un torero local, el gran Dámaso González, quien desveló el secreto del temple. Y es que Dámaso -destacó- no fue torero a secas, sino un maestro en la lidia del toro y lidiar es escribir en el pentagrama la melodía y después tocarla». Con su repaso a los distintos tipos de toro fue recordando las «hornadas de toreros albacetenses y «si no a todos, a una veintena he tenido la suerte de verlos torear y triunfar, no los cito porque ustedes los conocen sobradamente y siempre me dejaría algún nombre en el tintero, pero como dice el verso de Ismael Belmonte, adaptado a letra de pasodoble compuesto por el maestro Manuel García, ¡Albacete tiene torreros!».

En ese paseo Javier Hurtado habló del toreo como arte expresivo del torero y de la tauromaquia en el siglo XXI y su transferencia de Interior a Cultura y cerró con el otro gran pilar, público y aficionados y el camino para ser uno versado, «estudiar, aprender y observar». Para finalizar  música y sorpresas, el pasodoble Tendido Cero, en honor al pregonero y la invitación a visitar la plaza. No faltó la gran protagonista, con un ¡Viva la Virgen de Los Llanos!, ¡Viva Albacete y su Feria! y ¡Viva España!