Editorial

La ciudad cuenta con un nuevo atractivo turístico

-

El Centro de Interpretación del Agua de Albacete no se queda en un mirador, sino que es un recurso educativo de primer orden

Después de años de retraso, el pasado 1 de junio quedó inaugurado el Centro de Interpretación del Agua, donde está incluido el depósito de la Fiesta del Árbol, reconvertido en mirador. Desde entonces la aceptación de este nuevo reclamo turístico es máxima. De hecho, en sus cuatro primeros meses de apertura superó las 10.000 visitas y ya hay lista de espera hasta marzo del próximo año para subir al que muchos denominaron ya como el Mirador de La Mancha.

Pero el Centro de Interpretación del Agua de Albacete no se queda en un mirador, sino que es un recurso educativo de primer orden y en una materia tan de moda en la actualidad como lo es la gestión del agua. El Ayuntamiento y Aguas de Albacete apostaron por una instalación moderna y dinámica que será muy útil para que los ciudadanos conozcan de primera mano los consumos medios de la ciudad o el agua que se precisa para faricar un pantalón vaquero, por poner sólo dos ejemplos. Donde no había nada y se consideraba un inmueble inservible ahora es un núcleo de actividad, ya que adosado al Centro de Interpretación del Agua se creó una sala de estudio, que satisface las naecesidades de los habitantes del barrio.

La capital albacetense está falta de recursos turísticos y la apertura del mirador en el depósito de La Fiesta del Árbol suma un nuevo aliciente a la ciudad. Es necesario un ambicioso plan de turismo, donde algunos de los ejes fundamentales pasen por los congresos y la gastronomía y, sobre todo, la promoción en el resto del país. A falta de un patrimonio rico, salvo alguna excepción como el Pasaje de Lodares, hay que ser imaginativos y desarrollar otros potenciales locales. Cuando se recupere la normalidad, seguramente que la Feria volverá a ser el mayor polo turístico de la ciudad, pero no hay que olvidar otros que puedan surgir como el Centro de Interpretación del Agua, la celebración de congresos y reuniones de empresa -hay que recordar que Albacete se encuentra a poco más de una hora y media de Madrid en AVE- o la propia gastronomía local, con abundancia de establecimientos de calidad en un entorno amable -que lo será aún más cuando finalice la peatonalización del centro-.

Tampoco se debe olvidar otros atractivos que no pasan por su mejor momento, como el circuito de velocidad de La Torrecica. Mientras creció la competencia en nuestro entorno con los circuitos de Cheste y Alcañiz, aquí las instituciones miraron hacia otro lado y dejaron languidecer la instalación deportiva, otrora sede de pruebas internacionales -superbikes, camiones...- y nacionales con gran afluencia de público de toda España y ahora sede de competiciones menores de escaso interés. Es hora de darle un revulsivo.

Todo suma en su justa medida, pero Albacete no puede renunciar al potencial que tiene. Supondría renunciar al futuro.