Una nueva vida para la Villa el Paso

A.G.
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Una familia de origen suizo adquirió el ecléctico conjunto arquitectónico construido por Francisco Albalat, incluido en la Lista Roja del Patrimonio, y avanza en su rehabilitación

Vestíbulo principal del palacio de la Villa el Paso, inspirado en los patios de La Alhambra. - Foto: Raphaël Delahaye

La iniciativa privada también puede contribuir a la recuperación del patrimonio, tal y como ha comprobado con alegría la sociedad caudetana al conocer el actual proyecto de restauración de la Villa el Paso, uno de los 10 bienes de la provincia incluidos en la Lista Roja del Patrimonio de la asociación Hispania Nostra, creada con el fin de dar a conocer los elementos patrimoniales del territorio español que se encuentran en riesgo de desaparición.

Esa finca, en la que construyó un imponente palacio a principios del siglo XX Francisco Albalat, conde de San Carlos, podría salir pronto del listado merced al empeño de una familia llegada de Suiza. Sus integrantes la descubrieron casi por casualidad, se enamoraron de ella «a primera vista» y decidieron adquirirla, con el objetivo de devolverle su esplendor y darle nuevos usos.

Así lo explica Yulia Bikina Caballero, de origen ruso y promotora del proyecto junto a su marido Ludovic, de madre suiza y padre español y que había estudiado en Barcelona. Según indica, «trabajamos muchos años en Suiza» (él en el sector bancario y ella en el del fitness-wellness) «y decidimos cambiar de vida y marcharnos a España, que siempre nos había gustado porque se vive muy bien, pensando en hacer algo interesante y buscar donde invertir para crear un lugar donde organizar eventos y que pudiera servirnos también de segunda residencia».

Con ese objetivo, la familia encontró en un primer momento un castillo en un pueblo de Tarragona, aunque surgieron problemas que impidieron la compra y entonces se plantearon ampliar la búsqueda más allá de Cataluña, «la zona que más conocíamos». Una búsqueda en Youtube de edificios históricos abandonados fue lo que les llevó a descubrir la finca caudetana, al encontrar un vídeo sobre el estado del palacio de Albalat, en el que no se daba su ubicación, que sí consiguieron descubrir «tras una pequeña investigación en internet».

 

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