Editorial

El fútbol pudo con en el Mundial más extraño de la historia

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Al final se trata de deporte, y no un cualquiera, sino del deporte rey, el fútbol, que ha demostrado que puede con todo a pesar de que hemos asistido a un Campeonato del Mundo rodeado de demasiadas polémicas, no faltas de razón, pero al fin y al cabo es solo fútbol, aunque muchas veces el fútbol lo es todo.

No arrancó nada bien el Mundial de Catar, mal parido desde la elección de la sede, marcada por la polémica del país elegido, así como por las sombras de corrupción que oscurecieron aquella decisión de una FIFA que demuestra día a día que es intocable y que no tiene nada que envidiarle a cualquier régimen bolivariano, tan en boga en los últimos años.

Una vez superado el impacto de la elección de Catar, afrontamos las más de 6.000 víctimas mortales que se produjeron durante la construcción de los estadios del Mundial. La mayoría de los obreros eran migrantes, llegados en gran parte de Pakistán o la India, vamos, el estrato más bajo en un país en el que tienen por castigo los petrodólares.

A pesar de todo esto, el Mundial siguió adelante, incluso pasando por el cambio habitual de fechas, teniendo que celebrarse en diciembre por aquello de las altísimas temperaturas que hay en el Golfo Pérsico en junio y julio, meses habituales de celebración de Mundiales, Eurocopas o Copas de América.

Y llegó el momento de jugar, de dar protagonismo al balón. Pero en los primeros días, pasó a un segundo plano porque una vez que se pisó Catar el mundo se dio cuenta de que lo de los derechos humanos no es lo suyo. La FIFA, una vez más, se posicionó en el lado equivocado y prohibió que los equipos llevasen brazaletes arcoíris para apoyar al colectivo LGTBi, bajo amenaza de sacar tarjeta amarilla a los jugadores que lo portaran.

Pero rodó el balón y con él empezó a regresar la normalidad. Los goles, las primeras sorpresas, la tradicional eliminación de España en octavos de final -desde que fuimos campeones del Mundo en 2010 no hemos vuelto a pasar más allá de esta ronda-, las selecciones sorpresa como Marruecos, la caída del gran favorito como era Brasil y la confirmación de que Francia siempre está ahí.

El Mundial se despidió ayer por todo lo alto, con una final de primerísimo nivel, un Argentina-Francia, el duelo entre el que ha sido el mejor jugador del planeta los últimos 15 años y el que, probablemente lo será a partir de ahora. Messi-Mbappé, esto es lo que verdaderamente quería la FIFA, que al final triunfase el fútbol por encima de todo y así ha sido.

Una vez más, el famoso pan y circo de los romanos se ha hecho realidad. El Mundial ha hecho que los argentinos se olviden durante un mes de su triste realidad o que cada día se hable menos de la guerra de Ucrania. Aunque en España tenemos algo más poderoso que el fútbol, la gresca política, ahí somos los números uno.