El primer vuelo del corredor aéreo sanitario entre China y España llegó ayer al aeropuerto de Ciudad Real cargado con 100 metros cúbicos de material sanitario, alrededor de dos millones de mascarillas de protección frente al COVID-19. La primera operación de este corredor sanitario ha contado con la coordinación de la Federación de Distribuidores Farmacéuticos (Fedifar), la patronal que agrupa a todas las empresas de distribución farmacéutica que operan en España, que a lo largo de los próximos días importarán a través de esta vía más de 700 metros cúbicos de este material sanitario para abastecer «de forma continuada y segura» a todas las oficinas de farmacia del país.

Este corredor entre los aeropuertos de Guangzhou y Ciudad Real es una iniciativa puesta en marcha por CRIA, la empresa gestora del Aeropuerto de Ciudad Real, para solucionar las dificultades que empresas, instituciones y organismos están encontrando para transportar mercancías destinadas a combatir la crisis provocada por el COVID-19.

El vuelo fue operado por siete personas, una doble tripulación y tres observadores de carga según normativa de IATA para garantizar en todo momento la seguridad de la navegación y de la carga. Con este primer vuelo se materializa una iniciativa del aeropuerto que ha requerido un esfuerzo enorme debido a las condiciones actuales del mercado y del transporte aéreo de mercancías y en particular con China, donde está concentrando la mayor parte de los suministros para todos los países afectados por la pandemia. Todo ello supone, además, el adelanto de las operaciones de carga en el Aeropuerto de Ciudad Real, previstas inicialmente para julio.

Primer vuelo del corredor sanitario con China

Vuelo a vuelo

No son buenos tiempos para el sector aeronáutico ni para la aviación en general. Airbus acuerda un ERTE hasta finales de septiembre, Boing es intervenido por el Gobierno de Estados Unidos y las aerolíneas aparcan sus unidades a la espera de que se reabran las fronteras y puedan surcar los cielos a niveles al menos rentables. En esta vorágine de nuevos cambios y modelos, aeropuertos como el de Ciudad Real estaban a la espera de un arranque que el COVID-19 le ha sorprendido sin los deberes hechos y con negocios de mantenimiento incipientes.

Al principio de la crisis, el director de relaciones institucionales de CRIA, José Fernando Sánchez Bódalo, apuntaba a la crisis sanitaria como una oportunidad para el aeródromo manchego. Mucho antes de que estallara el virus, los planes de los rectores de la infraestructura estaban centrados en el mantenimiento y desguace de aeronaves, y en una segunda etapa, en la carga. Para ello contaban con varios socios, como Jet Aircraft Services (JAS),  Hispano Lusitana de Aviación (HLA) en incluso llegaron a firmar un interesante principio de acuerdo con la empresa de drones Skydweller que meses después saltó por los aires.

Los movimientos han sido pocos en estos primeros meses de andadura. Teruel se ha llevado la gran porción de la tarta de los estacionamientos, incluso, Castellón se está rehabilitando con rutas y paradas de aviones en larga estancia.  CRIA empieza a dar señales de vida.