Molina fue un gran príncipe en el triunfo de Roca Rey

Pedro J. García
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El albacetense, que tomó la alternativa, se cerró la puerta grande con los aceros, Roca Rey desorejó al tercero y 'El Juli' paseó una oreja de un desigual encierro

Ajustado muletazo de José Fernando Molina. - Foto: R.S.

La expectación suscitada con la octava de abono se vio reflejada con el cartel de no hay billetes en las taquillas de la plaza de toros y con la demora en más de 10 minutos en el inicio del festejo por la gran afluencia a la plaza de toros de público tardío. Cuando todo estaba listo para el comienza, Molina tuvo que salir a recoger una gran ovación del público en tarde tan especial para él, la de su alternativa. Rozó la gloria el albacetense, porque tenía abierta la puerta grande y se la cerró con los aceros ante el sexto de la tarde, tras una gran faena, de clase en los primeros compases y de firmeza y valor con el toro más apagado, pero falló con los aceros. 

Orgullosa en el cielo debió sentirse su madre, María Isabel, a la que brindó la muerte del Emperador, el toro de la alternativa, porque su hijo fue un gran príncipe en la tarde del triunfo de Roca Rey, con puerta grande chica, como el anovillado ejemplar de Daniel Ruiz al que desorejó en un festejo en el que le correspondió el mejor lote. Completó la terna El Juli, que poco pudo hacer ante el sobrero que lidió en primer lugar, mientras que arrancó una oreja, gracias a su saber, al cuarto de la tarde.

Emperador, tan noble como blando, fue el toro de la alternativa de José Fernando Molina, quien puso todo de su parte en pos del triunfo desde los primeros instantes, con los lances de recibo con el capote y con un ajustadísimo quite de frente por detrás. Con la muleta, con el detalle de la Unión Musical Ciudad de Albacete de acompañar la labor del toricantano desde los primeros compases, comenzó en los medios, con dos pases cambiados y antes de dar el de pecho el toro ya dobló. Siguió con la derecha en series a media altura y con mucho tiempo entre una y otra para que el astado, que doblaba cuando le bajaba la mano, aguantase. En el tramo final, muy firme y valiente, metido entre los pitones con circulares iniciados por detrás y varios desplantes. Con la espada, dejó una estocada trasera y caída que fue suficiente para acabar con un astado que fue pitado en el arrastre, mientras que el nuevo matador de toros, el sexagésimo octavo de Albacete y el decimosexto de esta tierra que se doctora en Feria, paseó una oreja.

En el sexto, que repitió en el capote sin entregarse y recibió un puyacito en el que metió la cara abajo, brindó a su hermano Edgar Molina. Con una oreja del anterior, buscó la puerta grande desde el principio, clavado de rodillas, para ligar los primeros muletazos. Después se sucedieron series con la mano derecha, de temple, clase y mando, que fueron a más cuando se echó la muleta a la mano izquierda y recetó naturales de mano baja, temple y mucho ajuste al noble y con clase astado de Daniel Ruiz. Con el toro más apagado, llevó el valor para mantener el tono de su faena, metido entre los pitones, con mucha firmeza, dándolo todo él al final. Dejó una estocada trasera y desprendida y necesitó descabellar, el mayor borrón de la tarde, porque sumó siete para acabar con el toro. Voló el premio que le hubiera abierto la puerta grande y todo quedó en una ovación

el mejor lote. El primero de Roca Rey, anovillado, fue protestado de salida, aunque fue el que más se empleó, tanto en el capote como en el caballo y el que comenzó con más clase y entrega en la muleta de un Roca Rey que comenzó a media altura, dando tiempo entre serie y serie y que hizo que poco a poco rompiese la faena, con pasajes de mayor lucimiento por ambos pitones a un toro que tomó con celo el engaño de un variado Roca Rey en su faena, con cambios de mano, sin la ayuda en los pasajes finales y unas ajustadas bernadinas. La estocada fue defectuoso, cayó abajo y tuvo el excesivo premio de dos orejas. Palmas al anovillado astado y dos orejas para el torero.

El peruano se llevó el lote de la tarde, porque el quinto fue un toro de buena condición en la muleta, con nobleza y entrega. Citó en los medios y le recetó dos pases cambiados antes de comenzar las series sobre la mano derecha, con una embestida del toro más descompuesta en los primeros pasajes y más franca después. Peor condición tuvo al natural y pronto volvió a la mano derecha, más en la distancia corta y con menor lucimiento, aunque con más calado en el tendido. Dejó un pinchazo hondo y descabelló una vez, siendo ovacionado tras petición.

El segundo de la tarde fue devuelto por inválido y saltó al ruedo el primer sobrero, también de Daniel Ruiz, que no tuvo mucha más fuerza, además de descastado, que ya dobló dos veces en los lances de recibo de El Juli. En el caballo se empleó más que el primero, pero en la muleta fue un quiero y no puedo, de series por ambos pitones a media altura, con el toro echando la cara arriba unas veces y doblando otros. Deslucido y alargó en exceso el madrileño, quien dejó una estocada un pelín trasera que valió para despachar al mal toro de Daniel Ruiz. 

En segundo lugar le correspondió un toro que no se empleó en los primeros tercios y que llegó a la muleta toreándole El Juli a media altura y si le bajada la mano, doblaba. Así se sucedieron las series, más deslucidas al natural, hasta que calentó los tendidos cuando acortó las distancias, más en la cara del toro para arrancarle varios circulares iniciados por detrás, uno de ellos con cambio de mano para alargar el viaje. Tras una estocada trasera finiquitó al astado y paseó una oreja.

FICHA:

Ganadería. Se lidiaron seis toros de Daniel Ruiz, el segundo como sobrero, desiguales de presentación y de juego, correspondiendo el mejor lote a Roca Rey.

'El Juli'. Ceniza y azabache. Palmas y una oreja

Roca Rey. Púrpura y azabache. Dos orejas y ovación.

José F. Molina. Blanco y oro. Una oreja y ovación tras aviso.

Incidencias. Se colgó el cartel de no hay billetes en las taquillas y el festejo comenzó con retraso por la gran afluencia de público tardío.