La cantidad de bombas de relojería que le ha dejado Pablo Iglesias sobre la mesa del Consejo de Ministros a Pedro Sánchez, manteniendo en el Gobierno a Irene Montero, es como para quitarle el sueño al más pintado. Aguantar en la presidencia del Consejo de Ministros con la cantidad de enemigos que tiene dentro no debe ser cosa fácil. Porque doña Irene no desaprovecha ocasión de ponerle palos en las ruedas. Si a eso unimos los proetarras e independentistas catalanes que tiene dentro, el Gobierno de don Pedro es una auténtica Torre de Babel. Suerte que a la hora de votar, en todo aquello que le sirve al líder socialista para seguir usufructuando el poder, van todos a una como Fuenteovejuna. «La pela es la pela», como se suele decir en Cataluña.
Lo importante es seguir en el machito, que fuera de las tapias del poder hace mucho frío y ganar un duro es tarea cada día mas difícil. Otra cosa es que terminada la sesión parlamentaria suelten la lengua poniendo a Sánchez como hoja de perejil. Pero eso es pecata minuta, porque Sánchez se limita a pasearse por el extranjero dejándose ver junto a los líderes del Occidente democrático, pensando sobre lo que deja atrás: «Ladran, luego cabalgamos». 
Sánchez no hace política, hace politiqueo que parece igual, pero no es lo mismo. A la manera de hacer política de Sánchez hay cancillerías en el mundo democrático que ya la denominan como de «Parches Sor Virginia», que no curan, pero dan el pego. A él le salen las cuentas, pues lo suyo es que pasen días y ollas y Dios proveerá. En un mundo tan enloquecido donde han encontrado lugar apropiado el desiderátum, la mentira y el que la pille para él, solo un hombre sin convicciones como don Pedro puede tener el hueco que necesita para continuar en la bicoca. ¿Qué importa el procedimiento? Lo importante es permanecer…