Una Altamira en el Valle del Río Mundo

E.F
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La Cueva del Niño es de los pocos yacimientos prehistóricos de España con dos estilos de arte rupestre, del Paleolítico y Neolítico

Dos jóvenes admiran las pinturas rupestres - Foto: Turismo de Ayna

En la pared del Barranco del Infierno, un remoto rincón de la Cuenca del Río Mundo donde se ‘tocan’ los términos municipales de Ayna, Bogarra y Molinicos, en plena Sierra del Segura, se abre la boca de una cueva de 60 metros de profundidad y 40.000 años de historia: la Cueva del Niño.

Esta cueva es bien conocida por los arqueólogos y paleontólogos de Europa porque es una de las pocas de toda la Península Ibérica en tener sus paredes decoradas con diferentes estilos de pinturas rupestres, que van desde el Paleolítico Superior, la misma época de la célebre Cueva de Altamira, hasta el Neolítico.

En la zona interior de la Cueva, se esconden las pinturas más antiguas. Repartidas en dos paneles distintos, se ven ciervos, caballos cabras y algo poco común en las pinturas naturalistas del Magdaleniense, un misterioso símbolo con forma de serpiente. En la entrada de la cueva, hay un tercer panel en el que se ven dos figuras humanas, delgadas y dinámicas, siguiendo los cánones del Arte Levantino.

La Cueva fue descubierta para la ciencia en los años 70 del siglo pasado. Un grupo de excursionistas se adentró en ella, éstos dieron aviso de lo que allí había y en el año 1973 comenzaron las excavaciones sistemáticas, las cuales identificaron pruebas de presencia humana que iban desde el Paleolítico Superior hasta la misma era del Bronce, en el tránsito de la prehistoria a la historia.

Pero la Cueva del Niño ya estaba más que descubierta para los vecinos que vivían en los caseríos próximos. De hecho, antes de la llegada de los científicos el lugar ya tenía nombre, era la ‘Cueva de los Niñotes’, en referencia a las figuras que se podían ver en las paredes.

Sólo con estos mimbres, la Cueva del Niño ya tenía todos los papeles para ser uno de los yacimientos prehistóricos más importantes de España. Pero los científicos, los forenses del pasado, tienen la sana costumbre de revisar una y otra vez las pruebas, los restos, los indicios. Y en una de esas revisiones, a la Cueva del Niño le cayeron encima unos 23.000 ó 24.000 años más de los que ya se le suponían.

Al principio, se pensaba que la primera presencia del ser humano en la Cueva fue hace unos 16.500 años, que es más o menos la edad que tienen las pinturas más antiguas. Pero en 2010 un nuevo equipo de investigadores revisó los restos, las pruebas del delito. Resultó que los primeros visitantes de la cueva pasaron por allí hace unos 40.000 años, en el período Musteriense, esto es, que los primeros en pasar eran Neandertales.