Editorial

La ministra se equivocó en el orden de movimientos

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La situación no sólo se encuentra como al principio del conflicto, sino que las posturas están más enfrentadas

Después de 12 días de huelga de la plataforma de transportistas, la ministra Raquel Sánchez accedió a mantener una reunión con este colectivo que puso en jaque a todo el sistema productivo del país. Mientras el fantasma del desabastecimiento planea en el ambiente, la titular de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana no consiguió arrancar un acuerdo con los huelguistas y la situación parece que empeorará en los próximos días, sobre todo en los establecimientos de alimentación.

La plataforma, liderada por el hellinero Manuel Hernández, pretende que el Gobierno garantice que no se podrán cerrar contratos a pérdidas, es decir, que el precio del servicio no esté por debajo de su coste, y que haya una norma transitoria hasta que el Ejecutivo pueda tramitar y aprobar una ley del sector adecuada. Sin embargo, Raquel Sánchez aseguró que no se pueden articular estas medidas en cuestión de días. Ante esta respuesta, la plataforma decidió proseguir con el paro de «forma indefinida».

El resto del sector, representado en el Comité Nacional del Transporte por Carretera (CNTC) firmó un acuerdo el viernes de madrugada, por el que el Gobierno se compromete a bajar el precio del litro de combustible 20 céntimos, ayudas directas por vehículo de las flotas profesionales y recursos para el abandono de la actividad.

La ministra Raquel Sánchez equivocó los movimientos a realizar en la crisis del transporte. Lo primero que debía haber hecho la titular de Transportes es conocer de primera mano las reivindicaciones de la plataforma que promovió los paros. Pero en vez de mantener una reunión de tanteo, públicamente los tachó de «ultraderechistas», cuando en realidad se trata de autónomos y pequeños empresarios que son los que más sufren con unos costes elevados. Esas declaraciones encendieron a los huelguistas, que se vieron apoyados por buena parte de la población, a pesar de los inconvenientes de la huelga.

Después, Sánchez se reunió con el CNTC para llegar a un acuerdo. Estaba claro que se llegaría a ese entendimiento, el problema es que en ese foro no estaban los convocantes de los paros del transporte. La ministra volvió a ningunear a los huelguistas y encrespó más los ánimos. Hoy, 13 días después del inicio de las protestas, la situación no sólo se encuentra como al principio del conflicto, sino que las posturas están más enfrentadas.

Para estar al frente del Gobierno, hay que saber gestionar las situaciones, sobre todo las de crisis, y parece que la ministra de Transportes no supo o fue mal asesorada. Las consecuencias de la incapacidad de su equipo las pagará la ciudadanía.