Se trata de preservar una tradición de antaño que si bien no enriquecía a las familias, sí que les permitía hacer trueques para mejorar su calidad de vida. Desde la antigüedad, La Mancha ha sido tierra de azafrán y centenares las familias que con un pequeño cultivo guardaban ese oro rojo en sus alcancías para afrontar gastos con los que mejorar su día a día. La pedanía de Santa Ana no fue ajena a esta tradición y aunque ahora solo apenas quedan cinco o seis familias azafraneras, el grupo de folclore Abuela Santa Ana sigue recordando cada año la importancia de una especia que, en este territorio, cuenta con denominación de origen protegida.
Ayer, el grupo que dirige Alberto Montesinos y José González celebró su tradicional Festival de la Rosa del Azafrán, que alcanzó su 34 edición y contó con la asistencia del alcalde Emilio Sáez, quien valoró el esfuerzo que el vecindario de Santa Ana realiza por mantener viva esta tradición y actividad agrícola tan propia de La Mancha.
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Tras la apertura de la Feria de Artesanía donde tuvo lugar el concurso infantil de monda y exhibiciones de folclore, el momento más esperado del Festival llegó a la tarde, con el concurso de monda de la rosa del azafrán, en el que participaron una docena de roseras -más un rosero-, que tuvieron que enfrentarse a unas rosas demasiado abiertas por el clima, lo que dificultó la separación de los estigmas rojos, la parte que se deja secar o se tuesta para deshidratarla y así obtener esta especia tan cotizada a nivel mundial.(MÁS INFORMACIÓN EN LA EDICIÓN IMPRESA Y EN LA APP DE LA TRIBUNA DE ALBACETE)