Antonio Casado

CRÓNICA PERSONAL

Antonio Casado

Periodista especializado en información política y parlamentaria


Sánchez-Feijóo: líneas paralelas

09/06/2022

El cruce dialéctico del presidente del Gobierno con el líder de la oposición, del martes 7 en el Senado, me hizo recordar lo que mi viejo libro escolar de Geometría decía sobre las líneas paralelas: son "las que por mucho que se prolonguen nunca llegan a encontrarse".
La Geometría pertenece al ámbito de las ciencias exactas. Por tanto, el mandato de la divergencia es inapelable, porque está en su propia naturaleza. Pero en política todo es negociable. Que las líneas puedan encontrarse depende de la voluntad de quienes las trazan.
Eso no ocurrirá por decisión de sus primeros actores. Sánchez y Feijóo prefieren seguir confrontando. No desean que las líneas se encuentren en algún punto de intersección, sino que el escenario siga polarizado. Ambos entienden que la confrontación es más rentable que el pacto o la remada conjunta en asuntos de Estado.
Por eso Pedro Sánchez no aclara por qué no dedica el exceso de recaudación fiscal a aliviar el proceso de empobrecimiento de los españoles a causa de la inflación. Y por eso Feijóo tampoco aclara de forma convincente por qué bloquea la renovación del Consejo General del Poder Judicial, o lo explica con razones no creíbles (dice que no es prioritario en las preocupaciones de la ciudadanía).
A partir de ahí, el diálogo de sordos está servido con el consiguiente recurso a las frases enlatadas y los argumentarios fabricados en las salas de máquinas de los partidos políticos.
A saber: Feijóo acusa a Sánchez de estar más interesado en insultar que en sumar, mientras este replica acusando al PP de no hacer otra cosa que estorbar. El presidente acusa al líder del PP de no tener sentido de Estado, mientras el líder del PP le devuelve la pedrada acusando al presidente de conducir en dirección contraria a la del resto de los mortales.
Núñez Feijóo juega con la ventaja argumental de la contradicción cosida al Gobierno desde las elecciones generales de noviembre de 2019. Me refiero al hecho de gobernar el Estado con los enemigos del Estado. O al hecho de pedir sentido de Estado al líder de la oposición y no a sus propios aliados internos y externos (Podemos y grupos separatistas).
Es el contradiós que Sánchez elude cuando se lo reprochan. Lógico. Lo único que puede hacer es eso, eludirlo. Sabe Sánchez que si buscase el entendimiento con el PP, como alternativa de poder de inequívoco compromiso constitucional, y por tanto incompatible con la línea de sus aliados internos y externos, estos se encresparían cinco minutos antes de lanzar su órdago: ¿O ellos o nosotros?
Una situación indeseable para Sánchez. De ahí que el Gobierno no tenga el menor interés en desactivar los motivos que le llevan a acusar todo el tiempo al PP de que estorba y nunca arrima el hombro.