Vivimos rodeados de números y casi todo se expresa en cifras, los parados, la previsión de crecimiento económico, las obras, sus costes; hasta recuerdo una serie de televisión, Numbers, en la que resolvían las investigaciones en base a los números. Las defunciones también se contabilizan con números, incluidas las generadas por la pandemia del coronavirus, aunque en este caso las cuentas no cuadran entre las oficiales y las estadísticas.
El Instituto Nacional de Estadística (INE), en base a los certificados médicos de defunción y a la aplicación de las normas de la OMS, publicó el miércoles las cifras de defunciones correspondientes al año 2020, el primero de la pandemia, con un apartado específico de fallecidos por Covid, donde indica que en la provincia de Albacete perdieron la vida por este virus identificado 857 personas, una cifra sensiblemente superior a los 713 que se obtienen de la suma de los datos diarios ofrecidos por la Dirección General de Salud. Son 144 más, que no está mal, con el añadido de que la estadística del INE también contabiliza otros 408 fallecidos en los que la causa es sospechoso de Covid, que eso casi es como el que lleva peluca y se le cataloga como sospechoso de calvo.
Los números son sólo eso y, aunque las cuentas deben estar claras para saber la cifra real de fallecidos por el coronavirus, lo importante es que recordemos a todos los que perdieron la vida, por éste u otro motivo, y, sobre todo, que pongamos los medios para que otra posible situación tan extraordinaria no sea tan dañina. 
Equivocarse está permitido, pero permanecer en el error no.