Los bomberos refrescaron la nave quemada para evitar rebrotes

Josechu Guillamón
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El aire no era de calidad hasta las seis de la mañana, pero no fue necesario evacuar a ninguna persona

Imagen de una ventana de la nave incendiada. - Foto: J. M. Esparcia

Aunque el incendio declarado en una nave industrial en la que se almacenaban neumáticos, ubicada en la avenida Gregorio Arcos de la capital, pasadas las 21 horas del lunes quedó controlado sobre las 23,30 horas de esa misma noche, se reavivó pasadas las ocho de la mañana de ayer, lo que provocó que los bomberos tuvieran que refrescar la zona durante toda la jornada, con el fin de evitar que surgieran nuevos focos. 

Por su parte, desde el Ayuntamiento se estuvo muy pendiente de la calidad del aire en todo momento, como explicaba a La Tribuna de Albacete la concejal de Seguridad, María José López. «Para la medición del aire, se desplazó una unidad, encargada de medir la calidad del aire, en torno a las 22,30 horas. Hicieron las tomas de muestras en distintos puntos y nos fueron enviando el informe».

Aunque el aire tardó horas en recuperar su nivel de calidad habitual, no fue necesario desalojar viviendas. «A partir de las seis de la mañana ya teníamos aire de calidad, pero en las primeras mediciones que se fueron tomando a partir de las 22,30 horas o 23 horas, no se consideró que se tuviera que tomar ninguna medida especial de evacuación o de aviso a la ciudadanía».

En cualquier caso, por precaución se visitó la residencia Paseo de la Cuba. «Hay una residencia de la tercera edad en el Paseo de la Cuba y con el personal de Policía Local nos desplazamos para ver como estaban y si que les hicimos la recomendación de que mantuvieran las ventanas cerradas, pero en ningún momento la unidad especializada, que depende de la Junta de Comunidades nos indicó que tuviéramos que tomar ninguna medida, porque no siendo la calidad deseada del aire, no tenía una concentración que se hiciera peligrosa».

Para sofocar el incendio se empleó un gran operativo, en el que participaron cinco autobombas, la autoescala y dos coches de apoyo, que tuvieron que emplearse a fondo, como recordaba López. «El incendio provocó que el techo se desplomara porque colapsó, aunque eso también contribuyó a que disminuyera el incendio, porque a la parte que arde le falta oxígeno y también se redujo la sensación térmica, porque hubo momentos de elevadas temperaturas».

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