In memoriam Domingo Henares

El pasado sábado se celebró el centenario del nacimiento de un genio, mi amigo Tony Leblanc. Bordó todo lo que interpretó. En cine, con sus castizas películas; en TVE con personajes cómicos como Kid Tarao; y qué decir como intérprete, autor o productor de esas revistas teatrales, muchas de las cuales pasaron en Feria por nuestro viejo Teatro Circo. Tony fue un personaje que marcó mi vida. Recuerdo cuando le llamé para darle el segundo premio nacional de teatro Pepe Isbert. Estaba olvidado y algo deprimido: «Pero cómo te has acordado de mí», me dijo. Su paso por Albacete fue clave. Desde ese chaval montado en bici que, al ver al actor en la verja de hierro del viejo Teatro Circo, le gritó: «Qué tal estás, Tony». En ese momento el legendario cómico lloró diciendo: «Estoy vivo, me ha reconocido». Y qué decir de la llamada de Santiago Segura para incorporarle a su Torrente tras ver en televisión la entrega de nuestro premio Isbert en Albacete. Segura confesó: «Creía que estaba muerto y le acaban de dar el premio Isbert». Y de ahí el Goya, los Torrentes, la serie Cuéntame y todo el cariño de España. De Albacete, salió con vida, como el Lázaro de su tumba. Nunca lo olvidó. Y lo devolvió trabajando por nuestro Teatro Circo y presidiendo honorariamente la Asociación de Amigos que luchamos por su recuperación. Confió en mí y me encomendó su albaceazgo testamentario. Labor que fue tremendamente fácil al estar casado con una mujer, señora de la vida, como fue Isabel Páez y unos hijos unidos en torno a la memoria de sus padres. En agradecimiento por su trabajo por el Teatro Circo, la alcaldesa Carmen Bayod puso su nombre a uno de los dos camerinos principales del coliseo teatral. Este viernes tarde, en el querido Ateneo (19 horas), Amithe recordará su figura con la presencia de su hijo mayor. Albacete contribuyó a la resurrección de Tony Leblanc, un genio, un actor a la misma altura que su colosal figura humana. Doy fe.