Juan Quintero Muñoz

Antonio Soria
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Fue un destacado compositor español de bandas sonoras en la España de la primera mitad del siglo XX

Sara Montiel y Fernando Rey en ‘Locura de Amor’ (1948).

Juan Quintero Muñoz habría cumplido en el día de hoy 119 años. Fieles a la memoria, con el fin de poner en valor a los creadores españoles en el ámbito musical, dedicamos La Tribuna Musical a esta figura que llegó a presidir, al cumplir los 49, la Sección de Cine de la Sociedad General de Autores de España.

A los 12 años ingresó en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, donde estudió armonía con Abelardo Bretón y composición con Amadeo Vives, piano con Joaquín Larregla y violín con Julio Francés. La carrera de música era entonces casi tan larga como ahora, algo menos: diez años. En la actualidad ya sabe el lector que, entre los cuatro años de grado elemental, los seis años de grado medio (comúnmente llamado «profesional»), y los cuatro años de superior, ya sumamos la friolera de catorce años, ...a lo que hay que sumar uno o dos más, al menos, para llegar al grado de master. Quintero finalizó su carrera en 1925, obteniendo el premio extraordinario de piano.

De origen gaditano (San Roque), aunque él nació accidentalmente en Ceuta porque se encontraban allí temporalmente sus padres por razones laborales, hizo sus primeros pinitos en la capital madrileña con un cuplé titulado El monoplano, que fue editado y estrenado en el cabaret Ideal-Rosales, y por el que recibió diez pesetas y tres céntimos a los tres meses, por derechos de autor, teniendo entonces sólo 11 añitos.

No se apartó del género más popular, destacando por ejemplo el pasodoble titulado En er mundo, que dedicó a la Feria de Abril de Sevilla, y escribió con ayuda del violinista Jesús Fernández Lorenzo, destinado a un saxofonista cubano, Aquilino Calzado, que en aquel entonces triunfaba en los escenarios madrileños. Muy utilizado, aun careciendo de letra, es muy celebrada la versión que introdujo el cineasta Víctor Erice en El sur (1984). También escribió canciones populares como Morucha (1932), tangos y pasodobles como Desencanto, Ojitos de luto, A mi madre, Talento, Frenazo, Abisinia, etc.

Al finalizar sus estudios en el conservatorio, se dedicó sobre todo a actuar como pianista y también como violinista, asumiendo los trabajos que le permitieran salir adelante, como acompañar a la actriz y bailarina a Celia Gámez en una de sus primeras visitas a España, tocando junto al violinista ruso Miltems y al violonchelista húngaro Faldhesy, o formando parte del Doble quinteto español, grupo de música de cámara que por entonces, antes de la Guerra Civil, realizaba giras por las Sociedades Filarmónicas españolas.  Al estallar la guerra en España trabajaba como pianista y violinista en la orquesta del Cine Capitol y en el Teatro Alcalá de Madrid. 

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