Juan L. Hernández Piqueras

Juan L. Hernández Piqueras


En precario

15/12/2022

Vivimos en precario, la vida en sí es transitoria y efímera, pero nunca en muchas décadas habíamos abordado un tiempo como el presente en el que cuanto nos rodea se desestabiliza y nos empuja hacia esa sensación de precariedad que nos envuelve y hace tambalearse aquello que parecía consolidado y consistente. Señalaba en una de sus obras el escritor Muñoz Molina que no se puede olvidar el valor y la precariedad de lo bueno que se ha conquistado porque entonces se olvida la necesidad de su defensa constante. Y así está ocurriendo; estamos en precario ante la ofensiva contra mucho de lo logrado por las últimas generaciones de nuestra sociedad, sin que sepamos utilizar los resortes que nos permitan evitar el naufragio al que estamos asistiendo.
Salimos de una pandemia, todavía sin terminar, pero cuyas cicatrices notaremos aún durante mucho tiempo y sin paliativos que finalicen su cura, los valores de nuestra sociedad se pierden por los distintos pasillos del laberinto en el que hemos terminado cayendo. Las bombas que aniquilan a Ucrania estallan sobre toda la humanidad, con diez meses ya de guerra ante nuestras fronteras; de las fronteras de una Europa cuya Unión también se desestabiliza bajo el escándalo que amenaza a sus instituciones como el presumible soborno a su Parlamento a base de petrodólares o donde vemos con asombro un intento golpista en una de las democracias referentes de la Unión Europea. Una tentativa golpista en Alemania, así como suena y vista desde España, donde el deterioro institucional y político sigue cuesta abajo y sin freno, día a día, frente a esa precariedad en la que estamos instalados y que parece querer arrollar con todo.